El presidente egipcio, Mohamed Morsi, dijo este martes ante una multitud de seguidores que la alternativa en el diferendo con Etiopía por el agua del Nilo es agua o sangre.
Todas las opciones están abiertas, dijo el mandatario en una alocución pública transmitida por la televisión, en alusión a las aprensiones de su país sobre una disminución del flujo del río Nilo debido a la construcción de una súper represa en el Nilo Azul a la altura del país del Cuerno Africano.
El mandatario precisó que «no estamos llamando a la guerra, pero en modo alguno permitiremos amenazas contra nuestra seguridad hidráulica», en las afirmaciones más duras desde que Etiopía comenzó el llenado de la súper represa, horas después de una visita de Morsi, para asistir a los festejos por la fundación de la OUA.
Si Egipto es el regalo del Nilo, el Nilo es un regalo a Egipto, sentenció Morsi en alusión a la importancia del histórico río para la supervivencia de su país, sin otras reservas de agua para el consumo humano o de la economía.
El domingo antepasado la comisión técnica tripartita entregó el informe sobre el impacto de la represa etíope, pero sus conclusiones fueron calificadas de vagas y necesitadas de más elementos.
Hasta el momento el diferendo se había mantenido en sordina, pero ayer lunes el primer ministro Heecham Qandil se expresó en términos similares ante la Shura, el Consejo Consultivo superior, y anunció el despacho a Adis Abeba en breve del canciller Mohamed Kamel Amr para exponer la postura egipcia ante el liderazgo etíope.
Adis Abeba asegura que el embalse no perjudicará la cuota de 55 mil millones de metros cúbicos que recibe Egipto al año y ha mostrado extrañeza por las beligerantes reacciones de medios políticos egipcios algunos de los cuales han instado a sabotear el proyecto, con el cual Etiopía planea producir energía para su consumo y la exportación.
En ese sentido aclara que esa asignación aparece en acuerdos adoptados por las expotencias coloniales por lo que los considera nulos.