El arte y la cultura resultaron fundamentales en la recuperación de la independencia de Polonia

El pasado 11 de noviembre se cumplieron 100 años de la recuperación de la independencia de Polonia, luego de más de 120 años de opresión de potencias extranjeras. Fueron más precisamente, 123 años de ausencia en los mapas políticos europeos, luego de lo cual Polonia recuperó su independencia por medio de un proceso en el cual las artes y la cultura jugaron un papel fundamental.

De acuerdo a la encargada de negocios de la embajada polaca en Venezuela, Milena Łukasiewicz, la recuperación de la independencia de Polonia fue posible, en buena medida, gracias a que “las élites polacas de diversas maneras trataron de inculcar la conciencia nacional en los campesinos y trabajadores polacos”.

En este esfuerzo, mencionó Łukasiewicz, se desarrollaron varias formas de educación, y se hicieron esfuerzos para mantener el idioma polaco en el sistema escolar. Todos los principales partidos políticos polacos colocaron una agenda de reconstrucción del Estado polaco en su manifiesto. “Tras cada golpe Polonia siempre volvió a levantarse gracias a su amor por la libertad y el deseo de ser una nación soberana”, contó la diplomática.

RESPETAR EL PASADO PARA GANAR EL FUTURO

Łukasiewicz mencionó como figura central de la recuperación de la independencia a Józef Piłsudski, por encarnar, posiblemente, “buena parte de su herencia política e histórica: desde el combate por la libertad y la independencia hasta la apelación a una indudable tradición democrática nacional”.

Los héroes de ese período, destacó la diplomática, a pesar de los hostigamientos, arrestos, deportaciones y represalias de los invasores, pudieron proteger y desarrollar su identidad nacional, luego transmitirla a las próximas generaciones vivientes en una Polonia renacida. En palabras del propio Mariscal Piłsudski: «La nación que no recuerda ni respeta su pasado, no tiene derecho al futuro”.

CON LA MIRADA HACIA ADELANTE

No obstante, en consideración de Milena Łukasiewicz, Polonia no está anclada en su pasado sino que mira, con los prismáticos de sus valores, hacia el futuro. En este sentido, cita al presidente polaco Andrzej Duda, al momento de conmemorar los aniversarios históricos, cuando pidió a su país que así como en este momento es necesario remontare 100 años atrás, en igual o incluso mayor medida, se aventuraran hacia el futuro, “hacia los desafíos que nos esperan, a los cuales les haremos frente y con los cuales podamos efectivamente medirnos, construyendo hoy una fortalecida Polonia libre».

“En este esfuerzo de construcción colectiva del futuro polaco trabaja, con tesón, esta embajada, representando lo mejor de nuestro país, difundiendo nuestra identidad y nuestra imagen, tan polaca como europea”, escribió Łukasiewicz.

LA FUERZA DE LA CREACIÓN ARTÍSTICA

A juicio de la encargada de negocios, el aporte de los creadores artísticos fue fundamental en la recuperación de la independencia polaca en la medida que fortalecieron la cultura de esta nación.

En el caso de Polonia, a los nombres de estadistas y militares que contribuyeron a restituir su libertad se deben sumar los de poetas, escritores, líderes religiosos, científicos y músicos como Ignacy Jan Paderewski, Fryderyk Chopin o Stanisław Moniuszko.

Ingnacy Paderewski, destacó Łukasiewicz, no solo fue un pianista extraordinario y un compositor notable, también ejerció un rol clave en la independencia de Polonia y se desempeñó como primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de la Polonia recuperada. “En su caso, música y patriotismo se combinaron de manera ineluctable”.

También recordó la diplomática a Fryderyk Chopin, considerado como el más grandioso compositor del romanticismo, un intérprete sublime y creador de una vasta obra inspirada en la música folclórica polaca. Su interminable lista de composiciones incluye valses, mazurcas y polonesas, que pusieron la música popular polaca en los más importantes escenarios musicales de Europa. “Chopin amó a su país y a su cultura, formando parte de las comunidades patrióticas en el exilio”.

Por su parte, Stanisław Moniuszko, en sus composiciones, reivindica el folclore eslavo así como la música religiosa con base en líneas melódicas particularmente expresivas.

POLONIA EN VENEZUELA

Parte de la agenda de actividades que desarrolló este año la embajada polaca en Venezuela, concentrada especialmente en iniciativas culturales, incluyó la edición de un libro en homenaje a la comunidad polaca en nuestro país, en particular, y al exilio polaco en el mundo en general.

Este trabajo editorial, según Łukasiewicz, da cuenta de la labor de los polacos en este país, haciendo Venezuela, manteniendo viva su identidad polaca y contribuyendo con el desarrollo económico de la región.

Concretamente, el libro Polonia y Venezuela, historias de vida es un mosaico colectivo de narraciones “que ilustran esa labor colectiva y honran el trabajo, la tenacidad y la solidaridad de los polacos. Verán aquí a los polacos como agricultores, cineastas, médicos, arquitectos, deportistas, arqueólogos y una larga serie de profesiones y oficios que muestran la enorme capacidad de los polacos en adaptarse y enfrentar obstáculos exitosamente”, describió la encargada de negocios.

El libro condensa los relatos de 19 familias polacas que llegaron a Venezuela, y se convirtieron en parte de esta tierra sin dejar de lado sus orígenes.

Igualmente, la Embajada de la República de Polonia en Caracas se sumó a la celebración del Centenario del Renacimiento con una serie de actividades entre las que destacan el ciclo de cine Todo Polanski, que ha transcurrido durante todo el año y ha presentado su filmografía completa.

También se llevó a cabo una versión de la Carrera 10k que cada año se organiza en Varsovia el 11 de noviembre, y que arranca exactamente a las 11:11 de la mañana.

Dentro de esta misma celebración se llevó cabo una Gala en la Sala 1 del Celarg, en la que el Maestro Gerardo Gerulewicz dirigió a la Orquesta Filarmónica Nacional en la interpretación de tres polonesas de Chopin, Moniuszko y Lewicki (esta última fue un estreno mundial), así como tres piezas de compositores venezolanos.

Además, el año estuvo cargado con tardes poéticas, una junto a una exposición acerca del Mariscal Pilsudski, Se realizó un concierto de un guitarrista polaco que toca a Chopin en versión rock sinfónico, y se hizo una lectura pública de La preprimavera polaca de Stefan Zeromski en la Biblioteca Nacional.

T/ Redacción CO
F/ Archivo CO
Caracas
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