El ataque terrorista que no pudo apagar la conciencia del pueblo

Tras el fracaso en sus pretensiones de invadir a Venezuela bajo el camuflaje de una supuesta “ayuda humanitaria” el 23 de febrero del año pasado, el imperio y sus mandaderos no podían quedarse tranquilos.

El jueves 7 de marzo a las 4:45 de la tarde, lanzaron uno de los más viles atentados en contra del pueblo venezolano, con un sabotaje terrorista al Sistema Eléctrico Nacional, que dejó sin energía a 18 estados, apostando a que con el arribo del anochecer se generarían saqueos, enfrentamientos con los organismo de seguridad, fabricándoles los escenarios sangrientos no conseguidos un par de semanas antes. Por eso, casi de inmediato el fascismo nacional e internacional abrió el grifo a una hemorragia de festivos pronunciamientos. Para no dejar dudas sobre la autoría del atentado, el monigote imperial se precipitó en delaciones, anunciando exultante que no tendríamos luz, agua ni gas, hasta que cesara “la usurpación”. Se preparaban para un festín de hienas, que nunca se dio.

La incertidumbre, fue magnificándose en la misma medida en la cual dejaban de prestar servicio las operadoras de telefonía móvil, por la falta de energía eléctrica. No solo nos dejaban a oscuras, sino además incomunicados. Sin embargo, para decepción de la expectante jauría, el pueblo venezolano se mantuvo dueño de una clara conciencia. En aquellas primeras horas de sombras, nadie salió a saquear, a destruir, a incendiar, a asesinar; como soñaban los oficiantes de las tinieblas.

Al día siguiente, un país impactado pero en paz, intentaba ajustarse a una situación inédita, en tanto la desbocada oposición soltaba sus aullidos digitales pregonando el tan esperado final de los finales. A las 7:30 de la noche, oficialmente el vicepresidente sectorial de Comunicación, Cultura y Turismo, Jorge Rodríguez, anunció que se había tratado de un artero ataque cibernético, directo a la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, del Guri.

Como en tiempos de Revolución Bolivariana se ha hecho costumbre, el sábado 9, el pueblo venezolano salió a las calles a levantar las banderas del repudio contra quienes pretendían desatar la violencia. Ante la multitud congregada frente al Palacio de Miraflores, el primer mandatario nacional, Nicolás Maduro Moros, calificó lo sucedido como “el ataque eléctrico más grave que haya recibido cualquier país de América Latina, en la historia”.

“El jueves en la tarde, fui informado de que había un proceso de falla general en el servicio eléctrico.

Inmediatamente me puse al frente, hicimos las maniobras de recuperación que usualmente se hacen (…). Ellos han tomado la guerra eléctrica con asesoría y apoyo del Gobierno imperialista de Estados Unidos como una guerra de desgaste a la economía, a la vida del pueblo. Comenzamos las maniobras y a golpe de 6:00 de la tarde, ya se encaminaba el proceso normal de recuperación de la reconexión nacional, cuando de pronto recibimos un ciberataque internacional contra el cerebro de nuestra empresa eléctrica, y de manera automática se tumbó todo el proceso de reconexión y se afectó el proceso de transmisión a escala nacional; 7:00 de la noche del jueves 7 de marzo, las máquinas, las computadoras, los cerebros (…)”.

El Jefe del Estado, prosiguió indicando que “inmediatamente comenzó el segundo proceso de reconexión ya manual, todavía no habíamos logrado diagnosticar plenamente por qué el cerebro computarizado y sus distintas fuentes de poder habían quedado absolutamente en negro, pero comenzamos un proceso por el conocimiento de nuestros trabajadores eléctricos, de reconexión. El oriente del país fue lo primero que reconectamos y luego nos vinimos sobre Miranda, Caracas, y cuando nos encontrábamos a la 1:00 de la mañana ya, del 8 de marzo, reconectando parte de Caracas para ir al centro y occidente del país, un nuevo ataque. A esa hora teníamos los equipos de investigación desplegados por todo el terreno de las líneas de generación, transmisión hacia el sur y hacia el oriente del país, fue cuando descubrimos que estaban realizando ataques absolutamente de alta generación científica, de alta tecnología, son lo que llaman nuestros expertos: ataques electromagnéticos contra las líneas de transmisión, para generar interrupción de los procesos de transmisión y sabotear el proceso de reconexión nacional”.

El Presidente continuó detallando que “a la misma hora en la madrugada se desató un incendio en uno de los centros de una estación de transmisión fundamental del sur del país, que fue detectado por nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (…). En la madrugada tomamos medidas y empezó el proceso de liberación de la Empresa Eléctrica Nacional y un proceso de control y protección del Sistema Eléctrico Nacional (…)”.

Luego, “pudimos comenzar un proceso sostenido de recuperación y reconexión del país; en horas de la tarde y de la noche de ayer, en horas de la madrugada y en la mañana, habíamos reconectado un 70% del país; en estas circunstancias (…) hoy 9 de marzo, habíamos avanzado casi un 70%, cuando recibimos, a las horas del mediodía, otro ataque de carácter cibernético a una de las fuentes de generación que estaba funcionando perfectamente y eso perturbó el proceso de reconexión y tumbó todo lo logrado (…)”.

Laboratorio de guerra

“Fueron días de mucha tensión y compromiso con el país. Desde el momento en que ocurrió el sabotaje me trasladé al Centro Nacional de Despacho, y más allá de mi rol, fue el que le tocó cumplir a todos los trabajadores, a los ministros que se pusieron al frente de la contingencia, liderados por nuestro presidente Nicolás Maduro Moros, a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, garantizando las comunicaciones y la logística aérea para el traslado a las diferentes subestaciones”, recuerda un funcionario de la industria con altas responsabilidades entonces, quien solicitó mantener su nombre en reserva por normas institucionales.

“Los sistemas de generación y líneas de transmisión más importantes para el país están digitalizadas y las operaciones se registran de manera automatizada; en este caso, la derecha terrorista aplicó nuevas formas de sabotaje dentro de la guerra eléctrica, con el fin de afectar todos los servicios públicos, quebrantar la moral del pueblo para provocar una conmoción social. Esta vez se intervino el cerebro del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), para impedir que los centros de despachos realizaran las operaciones vía remota. Esto no fue un simple apagón, Venezuela se ha convertido para el imperio en un laboratorio, aplicando armas de guerra no convencionales, como generar ondas electromagnéticas para alterar la frecuencia en el SEN”, explica.

“Las operaciones se dirigen desde los centros de despachos de manera automatizada; al ser atacado este sistema quedamos sin control de manera remota. No funcionaban los sistemas comunicacionales locales y móviles. Las acciones inmediatas estaban dirigidas a realizar las operaciones de manera mecánica en las subestaciones, en el Guri, en Caruachi, en Macagua; de la misma manera la FANB inició las operaciones de traslado de personal y poner a disposición los radios en los centros de despacho”, continúa.

“En algunos estados donde tenemos plantas de generación, los trabajadores tomaron la iniciativa de trabajar en isla, ya que el sistema interconectado estaba fuera, entre ellas Termobarrancas, en Barinas; Don Luis Zambrano, en el Vigía; Josefa Camejo, en Falcón; Rafael Urdaneta, en Zulia y al ponerlas en servicio comunicaban por radio a los despachos. En la medida que fuimos recuperando el servicio, se establecieron algunas prioridades, como recuperar otros servicios básicos como el agua, Metro de Caracas, la red hospitalaria, entre otros”.

El funcionario, destaca cómo en aquellos momentos tanto el Gobierno Nacional como los trabajadores de la industria captaron en su total plenitud que “estaba en juego la estabilidad del proceso bolivariano, ya que el ataque terrorista perseguía quebrantar la paz para producir una guerra; pero más pudo el espíritu de solidaridad de un pueblo y su confianza en sus líderes. Todo el Alto Gobierno se puso al frente para confrontar al enemigo interno apoyado por el imperialismo. Allí, vimos cómo el ministro Jorge Rodríguez dirigía las operaciones con los trabajadores del despacho nacional aquí en Caracas, mientras en el despacho de Guayana estaba al frente nuestra vicepresidenta Delcy Rodríguez y el presidente Maduro señalando las líneas de acción durante las 24 horas en toda la contingencia”.

“Hay que destacar el compromiso que tuvieron los trabajadores de la industria -continúa el declarante-, quienes se desplegaron en todas las instalaciones del país que ameritaban su presencia para recuperar el servicio. Se incorporaron de manera espontánea con el único propósito de recuperar el servicio, el personal de vacaciones o en descanso contractual, jubilados, personal que se había retirado de la empresa. Se demostró que la capacidad y el nivel de excelencia de nuestros trabajadores es muy alto, y somos capaces de enfrentar cualquier contingencia, pues más allá de nuestra permanencia en el sector por un ingreso monetario, estamos por el alto sentido de pertenencia, de vocación de servicio y compromiso por la patria”, subraya.

Fue significativo “el pueblo en la calle brindando todo el apoyo moral y de logística al personal de Corpoelec; fui testigo en la subestación Humboldt, en el municipio Baruta, la cual fue quemada –el lunes 11- y dejó sin servicio parte del sureste de la capital, donde los vecinos hacían guardia para apoyar a nuestros trabajadores, y en los sectores populares aplicando la solidaridad entre vecinos, alertas ante cualquier elemento que quisiera generar el caos, lo que demostró que esta era la lucha de todo un pueblo”.

“En esos días –insiste-, se demostró la cohesión y compromiso del pueblo con la Patria, haciendo frente a la derecha terrorista que quiere sumergirnos en la miseria, el caos. En esos momentos se puso de manifiesto la unión cívico-militar para defender al país, y eso se lo debemos a nuestro comandante eterno, Hugo Chavez Frías”.

Sucesión de ataques

El funcionario, quien continúa ocupando posiciones de alto nivel en la industria, revela que “fueron varios ataques los que recibió el SEN y cada vez que afectaban el servicio, la capacidad de respuesta de nuestros trabajadores y la FANB era mayor y más efectiva. A pesar de que no disponíamos del sistema automatizado para realizar las operaciones, pudimos romper esos ataques y estabilizar la frecuencia, para ir avanzando estado por estado, dando prioridad a servicios básicos como el agua”.

Reconoce que “hemos tenido problemas para adquirir repuestos y materiales a consecuencia de bloqueo criminal del imperio, eso no ha impedido que estemos realizando mantenimiento; el bloqueo ha permitido que esté emergiendo una fuerza de trabajadores con un gran potencial, con una gran experiencia y son quienes están asumiendo las reparaciones de piezas y mantenimientos en las diferentes áreas del SEN, que antes las realizaban las empresas transnacionales”.

“Los trabajadores, queremos decirle a la contrarrevolución y al Imperialismo que promueven el bloqueo e impiden la compra de respuestas y materiales en las áreas de Generación, Transmisión y Distribución, que los mantenimientos no se van parar, porque al calor de las luchas han surgido nuevas formas de organización de los trabajadores para garantizarle el servicio al pueblo, como el Movimiento Obrero Aló Rodríguez Araque, Colectivo Alí Primera y Argimiro Gabaldón, que han aplicado con gallardía mecanismos para garantizar los trabajos asociados a los procesos operativos”, lanza su advertencia a los enemigos de la patria internos y externos

Aprendizaje

El declarante, resalta que “estos ataques terroristas han fortalecido el sentido de pertenencia de los trabajadores hacia la Industria eléctrica, dando propuestas y desarrollando acciones que permitan garantizar la continuidad del servicio. Ha sido un gran aprendizaje, hemos crecido en la defensa de la patria, que nos obliga a poner mayor atención al sector eléctrico”.

Desde la perspectiva actual, al echar un vistazo al criminal atentado contra el SEN, considera importante que hayan “surgido formas de organización de los trabajadores para enfrentar cualquier ataque terrorista y el compromiso del presidente Nicolás Maduro y el Alto Gobierno ante una contingencia de esa magnitud”.

Además, enumera algunos aspectos significativos, como el reforzamiento “de los mecanismos de comunicación en las subestaciones e instalaciones más importantes del SEN. También, el pueblo ha identificado a los sectores de la oposición terrorista que no desean la paz del país, instrumentando mecanismos de defensa de los servicios públicos”.

T/Jimmy López Morillo
F/Archivo