El autoproclamado es instrumento político para el saqueo imperial a Venezuela

Rafael Briceño Sierralta

Con más fracasos a cuestas probablemente que ningún otro político en nuestra historia, repudiado incluso por amplios sectores de la oposición, no puede obviarse, sin embargo, el perverso rol cumplido por este títere en contra de nuestro pueblo

____________________________________________________

El pasado 15 de abril, en una “sesión” virtual, el grupo de diputados en desacato liderado por el autoproclamado aprobó la ilegal transferencia de 342 millones de dólares del Banco Central de Venezuela –dinero del pueblo venezolano- a la Reserva Federal estadounidense.

El 23 del mismo mes, la abiertamente antichavista agencia de noticias Associated Press (AP), puso al descubierto cómo esa misma camarilla de legisladores, entre medianoche y gallos y con el mayor de los secretos, se autoaprobó –para mantenerse a tono con las costumbres de su “líder”- la asignación de cinco mil dólares mensuales, retroactivos a enero y cuatro mil para los suplentes.

Estos casos han pasado a formar parte del grueso prontuario de quien en muy poco tiempo se ha convertido sin dudas en el político con mayor historial de fracasos en toda nuestra historia, aunque, paradójicamente, también lo coloca como uno de los que más daño le ha hecho al pueblo venezolano.

Carente de escrúpulos y del sentido del ridículo, este sujeto ha cabalgado en hombros solamente de los genocidas de Washington, quienes lo designaron para encabezar el enésimo intento por devolver a Venezuela a tiempos coloniales y apoderarse de sus inmensas riquezas, para lo cual requieren derrocar al Gobierno del presidente legítimo de la República Nicolás Maduro Moros y exterminar la Revolución Bolivariana.

Así, esta marioneta sin ningún tipo de principios morales ni manejo honesto del concepto de patria, junto a sus secuaces, ha convalidado y cobrado su suculenta tajada de los más descarados actos de pillaje cometidos por potencia alguna contra un país soberano en el presente siglo.

Ha promovido y festejado sanciones, invasiones, saqueos de los activos del pueblo venezolano en el exterior, magnicidios frustrados, golpes de Estado, desabastecimiento generalizado, hiperinflación inducida, mientras junto a su grupo hamponil amasa grandes fortunas al amparo del imperio que lo maneja a su antojo.

Sin embargo, una y otra vez se estrellan frente al muro inquebrantable de un pueblo armado de dignidad y conciencia, heredada de nuestros liberadores y rescatada y macerada con el arribo del comandante Hugo Chávez a nuestra historia.

El más reciente desvarío de quien acertadamente el presidente Nicolás Maduro calificara como “gusano despreciable”, fue el de la firma de un contrato con una empresa de mercenarios estadounidense con el fin de generar actos de terrorismo en nuestra patria, neutralizada a comienzos de este naciente mayo en costas de La Guaira y Aragua.

FACHADA POLÍTICA DEL SAQUEO

La primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Tania Díaz considera indispensable no perder de vista lo que realmente representa este sujeto, más allá de su infinita ignorancia -por lo cual de ninguna manera podemos subestimarlo-, su extrema ineptitud e interminable cadena de fracasos:

“Lo que encarna –este mandadero imperial- es la fachada política de toda una operación de saqueo a la República Bolivariana de Venezuela, que está orquestada desde Estados Unidos por poderes fácticos con mucho interés geopolítico en tomar posesión, dominar la política, la economía de la nación, subordinarla a esos intereses con una visión del mundo que más allá de ser capitalista, es imperialista, supremacista, rapaz y criminal; que se ha saltado toda la institucionalidad del Derecho internacional, hasta las mismas leyes del capitalismo, que pretende imponerse por encima de todo el mundo a la fuerza”, establece como punto de partida en su análisis.

“Lo que vemos que hacen Donald Trump y toda su camarilla, imponiendo sanciones a diestra y siniestra, promoviendo guerras, chantajeando, saboteando los mercados, es simplemente una política del saqueo y del pillaje sobre la cual el mundo debe ponerse a pensar y tendrá que oponerse, por destructiva, suicida, que está llevándonos a lo que estamos viviendo en estos momentos. Estando en medio de una pandemia mundial, siendo Estados Unidos el epicentro en una situación horrorosa, en la cual sus propios ciudadanos están siendo víctimas del descuido del sistema capitalista, que pone al ser humano en el último eslabón de la cadena, en medio de todo esto, se dedica es a amenazar a Venezuela, a promover intervenciones, bloqueos navales”, subraya la constituyente.

Por eso, para la también periodista, lo que representa este títere imperial, “más allá de sus actos de corrupción, que también son vergonzosos, es la fachada política que pretende lavarles la cara a las acciones sucias del Gobierno estadounidense en nuestro territorio ante la comunidad internacional. Eso es él realmente, una operación de propaganda de guerra, no es una posición, un proyecto, ni siquiera significa absolutamente nada en la política nacional: es un diputado gris, a quien simplemente colocaron allí porque es el que más cara dura tiene. Hay que ver muy bien lo que significa su presencia y la de quienes lo acompañan”.

En ese contexto, apunta: “… El costo de las sanciones, que él, Julio Borges, Delsa Solórzano, Guanipa, todos los que las han estado promoviendo, asciende a los 116 mil millones de dólares en estos momentos; los ingresos de Venezuela pasaron de 42.690 millones de dólares por concepto del petróleo a 4.088 en 2018 y a 0 en este 2020 por todo lo que ha ocurrido en el mundo con la pandemia. A partir de allí, asaltos a los dineros venezolanos depositados en el exterior, la entrega por la fuerza al Gobierno de Donald Trump de Citgo, el robo de Monómeros y el más reciente episodio: haberle pedido a Trump una orden ejecutiva para la transferencia directa de 342 millones de dólares del Banco Central de Venezuela a la Reserva Federal estadounidense. Los dineros de las naciones depositados en sus bancos centrales gozan de inmunidad en el sistema internacional, no se pueden tocar, pero ellos los transfieren a esa reserva, que es una banca privada sobre la cual se apoya la élite política de ese país. Es decir, es una operación ilegal, criminal contra Venezuela, porque nos priva de esos recursos en momentos en los cuales estamos combatiendo la pandemia de Covid-19, que están bloqueadas nuestras costas y toda la merma de recursos que ya tenemos por ese bloqueo económico y financiero. Están en estos momentos aplicándole a nuestro país todas las formas de guerra posible, sin pararse a ver que hay que atender la vida de las personas”, recalca.

Y entre las sombras, el reparto de las “migajas” otorgadas por los genocidas de Washington, como parte de su pago por sus traiciones a la patria: “Lo que hizo ese grupo de diputadas y diputados no se puede llamar de otra forma, sino estafa continuada y agravada, porque de esos 342 millones de dólares, lo que le dan al autoproclamado son 80 millones. Se realiza una reunión virtual, sin saberse quiénes ‘asistieron’, una supuesta sesión parlamentaria sin sede (el Reglamento Interior y de Debates de la Asamblea Nacional dice que la sede es el Palacio Federal), sin quórum, porque nadie sabe cuál fue el que se dio para esa supuesta sesión, y después lo que se aprueba, un ‘fondo para la liberación’, es el colmo de los colmos: 4.500.000 dólares para ‘seguridad y defensa’, me imagino que para entregárselos a ‘Los Rastrojos’, porque él –el monigote imperial- no maneja ningún aparato de defensa: 36 millones, para ‘atención social de emergencia humanitaria’, que debe preguntarse a los venezolanos que en estos momentos caminan desde las distintas regiones de Colombia hasta la frontera para esperar el auxilio del Gobierno venezolano, si les ha tocado algo de ese monto. Este diputado, desde que usurpó funciones, está pidiendo una ayuda humanitaria que nadie ha visto, ni siquiera los militares traidores que lo acompañaron el 23 de febrero recibieron el pago prometido; luego, 5.500.000 para comunicaciones, para su propaganda, pagar laboratorios de guerra sucia que en estos momentos están inundando nuestros WhatsApp, divulgando noticias falsas en todas las redes sociales, hasta en los video juegos de los niños”.

Se cuela entonces, el secreto guardado con celo y desnudado por la agencia derechista AP, y sentencia Tania Díaz: “Después, 14 millones para los diputados, lo que ha sido más divulgado y además reconocido por William Dávila (quien siempre dice lo que no debe), que ya se repartieron, con unos diputados de primera con una tasa, otros de segunda, pero en fin, son para silenciar las voces de esos parlamentarios y también unos 9 millones de un presupuesto ‘especial’, que nadie justifica. Esa sesión no tiene validez alguna, pero es un dinero que se va a robar la élite parlamentaria que acompaña al autoproclamado en sus aventuras descabelladas. Es el signo de la descomposición institucional y de la desvergüenza moral más grande que se haya visto en ese escenario parlamentario”.

PÉRDIDA DE CONTROLES

Los innumerables hechos de corrupción en los que se ha visto involucrado el títere imperial desde que se autoproclamara en una plaza pública hace poco más de un año, a juicio del dirigente opositor independiente Enrique Ochoa Antich -severo crítico desde los inicios de la Revolución Bolivariana- tienen razones específicas: “La gran tragedia de Venezuela en materia de corrupción es la pérdida absoluta de controles y eso es válido para el Gobierno y la oposición. Durante los gobiernos puntofijistas, que yo adversé y denuncié por corruptos, hubo cuatro controles que hoy se han perdido: la costumbre y el pacto institucional de que al contralor no lo ponía el Gobierno, sino el principal partido de oposición, lo que generaba un balance de poderes; la costumbre y el pacto institucional de que la presidencia de la Comisión de Contraloría correspondía al principal partido de oposición, además de la presidencia de la Cámara de Diputados en un Parlamento bicameral; las interpelaciones parlamentarias públicas a los ministros; la credibilidad en los medios de comunicación, una denuncia que apareciera en ellos provocaba un verdadero escándalo, generalmente con consecuencias políticas”.

En su opinión, “todo eso se perdió en los últimos 20 años. La polarización acabó con todo eso. Las instituciones, incluyendo la Contraloría, fueron copadas y controladas por el partido de gobierno: el contralor terminó siendo un militante de partido solidario y obsecuente al poder. La AN fue puesta al servicio de un plan político concreto: el derrocamiento, a la fuerza, del Gobierno. Las interpelaciones desaparecieron. El Parlamento dejó de ser una institución de balance, chequeo y control. Los medios de comunicación tomaron partido por un bando u otro y perdieron mucha de su credibilidad”.

Para Ochoa Antich, -quien considera “casi una ofensa” que lo identifiquen como “de derecha” y prefiere ubicarse como “de izquierda democrática”-, en este marco lo principal “ha sido el delito de peculado que se comete al poner todo el Estado y sus recursos al servicio de una u otra parcialidad, sin control alguno.
Así, tenemos dos ‘administraciones’, que usan y abusan de los dineros públicos sin control alguno”.

Esto le da pie entonces para referirse a la “sesión” virtual en la cual la camarilla de diputados encabezada por la marioneta imperial se hizo la suculenta “autoasignación”: “El episodio de los cinco mil dólares por diputado, como el del uso de la Plataforma Patria para la carnetización del PSUV (suspendido a consecuencia de una denuncia que introdujimos en Fiscalía), son solo la punta del iceberg de un verdadero saqueo aguas arriba de los recursos públicos. A todo esto se une la acción antipatriótica e injerencista de Estados Unidos de inmiscuirse en la administración de los recursos públicos que maneja ilegalmente la AN –del grupo del autoproclamado- y el demencial incremento de la deuda pública externa, mucha de ella ilegal, que en 20 años pasó de 30.000 millones de dólares a $ 150.000, muy especialmente con Rusia y China”.

CONTRATO CRIMINAL

Cuando concluíamos la redacción de este trabajo estaban saliendo a la luz los detalles del contrato firmado entre el títere imperial y la empresa Silvercorp, propiedad del mercenario estadounidense Jordan Goudreau, quien por la módica suma de 212 millones de dólares se comprometía a desarrollar acciones terroristas en nuestro territorio –como las desarticuladas durante el domingo 3 y el lunes 4 del corriente-, con el fin de desestabilizar el país, ejecutar asesinatos selectivos y derrocar al presidente legítimo de la República, Nicolás Maduro Moros.

La pregunta viene a ser la misma surgida cuando este funesto personaje utilizó los “servicios de transporte” de la tenebrosa banda narcoparamilitar “Los Rastrojos” hace un año: ¿De dónde pensaba sacar los fondos para cumplir con tales compromisos adquiridos? La respuesta es obvia: de los dineros sustraídos ilegal y criminalmente al pueblo venezolano.

T/ Jimmy López Morillo
F/ Archivo CO
Caracas