Una réplica de la imprenta de la época y el “escritorio portátil” de Bolívar pueden ser admirados de martes a domingo en la muestra con motivo de los 200 años del periódico editado en Angostura. Paralelamente, se exhiben 29 tallas del Libertador visto por los cultores populares y dos pieza de espadas forjadas en Barinas
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Una muestra expositiva sobre el Correo del Orinoco fue inaugurada este miércoles en una de las salas del Museo Bolivariano, la cual puede ser apreciada de martes a domingo en esta institución ubicada a un costado de la plaza San Jacinto, al lado de la casa natal de Simón Bolívar.
La muestra, montada con motivo del bicentenario de este periódico patriota concebido por Simón Bolívar, cuyo primer número apareció el 27 de junio de 1818, fue visitada por unos 40 niños y niñas, estudiantes de las escuelas Tomás Agurreverre Pacanins del Cementerio, en Caracas, y de la Unidad Educativa Nacional Leonardo Ruiz Pineda de Guarenas.
Jonathan Montilla, director del Museo Bolivariano, fungió de anfitrión y guía de esta primera jornada de visitas en las que se inauguraron otras dos exposiciones, aparte de la del Correo del Orinoco: las espadas barinesas, en el contexto de la actividad La Pieza del Mes, en la que se muestra algún objeto histórico de interés, y una muestra de tallas de Bolívar visto por los cultores populares.
Montilla confesó que el profesor Pedro Calzadilla, presidente del Centro Nacional de Historia, presente en el acto, le había dicho “vamos a celebrar con niños el bicentenario del Correo del Orinoco”. De allí la exposición de contenido didáctico en la que se puede apreciar y admirar la importancia de este medio de comunicación utilizado por el Libertador y los patriotas para dar a conocer al mundo la causa de la independencia venezolana de España en el siglo XIX.
Antes de entrar al recinto, los escolares recibieron una breve inducción sobre la importancia de este medio de comunicación en ese contexto de la lucha por la independencia.
Montilla les explicó que el Correo del Orinoco permitió comunicar al pueblo venezolano los avances y retrocesos de la guerra, informar sobre lo que ocurría en otros países latinoamericanos y europeos.
“Pero además era un arma muy importante, él (Bolívar) decía que era tan importante (la imprenta) como los pertrechos, como los soldados. Un medio de comunicación para que todos y todas se enteraran de que era lo que pasaba tanto en América Latina como en Europa, es decir, qué estaba haciendo el pueblo venezolano, luchando por su libertad”, dijo.
Aparte de una réplica de la imprenta de la época, colocada en el centro del salón, los escolares pudieron admirar “el escritorio de campaña de Bolívar”, una pieza de madera, caja o estuche, que Bolívar llevaba a todos lados. Allí guardaba sus implementos de escritura con los cuales escribió cientos de decretos, proclamas, partes de guerra y todas su correspondencia, algunos todavía con el olor a pólvora en el ambiente.
A niños y niñas se les dijo, a modo explicativo y comparativo, que ese escritorio de campaña era como las laptops modernas o las Canaimitas que la Revolución Bolivariana entrega en las escuelas.
“Tenemos el escritorio de campaña de Bolívar”, informó Montilla, “ya que Bolívar no solamente luchaba sino que también pensaba, hacía leyes, decretos para ordenar la República, servía de estrategia para que el pueblo supiera que la independencia no solamente era para que nos declaráramos libres, sino para construir una nación, para educarnos y estudiar como lo hacen ustedes”.
Montilla le dijo a los escolares que los expertos en Bolívar eran ellos. Luego les lanzó una pregunta: ¿cuándo nació Bolívar? “El 24 de julio de 1873”, respondieron a coro. ¿Dónde nació Bolívar?, preguntó Pedro Calzadilla. “En Caracas”, respondió la chiquillería.
Tallas de Bolívar
Con la imprenta ubicada al centro, el “escritorio de campaña”, al costado izquierdo de la entrada, el resto de la exposición la integran una serie de páginas ilustrativas sobre los contenidos y la organización de la información que caracterizaron al Correo del Orinoco. Una página muestra al pregonero que leía las noticias en plazas y centros de concurrencia ya que mucha gente y parte del pueblo no sabía leer ni escribir.
Pedro Calzadilla explicó que la réplica de la imprenta del siglo XIX allí mostrada pertenece a la Villa del Cine, y se ha utilizado en las filmaciones de las películas históricas venezolanas.
Acerca del periódico, el director del museo argumentó que defendió la causa de la lucha contra las potencias extranjeras que pretendían dominar de nuevo a la América y subyugarla mediante modelos coloniales.
“Entonces el Correo del Orinoco representó también un arma de difusión no solamente en Venezuela sino en América Latina y en el mundo. Era un medio muy versátil que también informaba sobre el comercio, la actividad cotidiana de los venezolanos y las venezolanas, y además servía como una herramienta que se intercomunicaba con otros países latinoamericanos. Ahí se publicaban cartas entre los libertadores, se publicó el parte de la Batalla de Carabobo, la Batalla de Boyacá, y con eso se comunicaba al pueblo las victorias de la guerra de independencia”, señaló Montilla.
Por la importancia del Correo del Orinoco, su versatilidad y trascendencia, el Centro Nacional de Historia y el Museo Bolivariano dedican esta serie de iniciativas a conmemorar los 200 años de su aparición, en una fecha en la que también se celebra el Día del Periodista. Dijo que la revista Memorias de Venezuela dedicó su último número al periódico. Una versión digital de esta publicación puede ser consultada en la página web del Centro Nacional de Historia. Adicionalmente en días pasados se bautizó un libro alusivo.
Montilla también se refirió a la segunda etapa del Correo del Orinoco, iniciativa del presidente Hugo Rafael Chávez Frías. El Correo del Orinoco, en su segunda etapa, comenzó a publicarse el 30 de agosto de 2009.
Insistimos en que el Correo del Orinoco no es una herramienta más, sino una de las armas fundamentales en la lucha por la independencia. Es decir, no solamente luchar en el campo de batalla, sino la confrontación en el campo de las ideas, y para batallar con las ideas hay que estar liberado de la esclavitud mental”, consideró.
En cuanto a las espadas de Barinas, como la “pieza del mes”, exhibidas en un caja adherida a la pared, añadió que fueron fabricadas por el pueblo en vista de la escasez de estar armas de combate, que se traían del exterior.
El pueblo, dijo, arrancaba los barrotes de las ventanas de Barinas, aunque en otros pueblos y ciudades también se fabricaban, y las forjaban en yunques a fuego y candela.
Con los barrotes también se hacían puntas de lanzas. “Es decir, los patriotas necesitaban las herramientas y las armas para luchar en la guerra de independencia y las forjó en su propio territorio. Como carecían de espadas importadas, las fabricaban con sus propias manos”.
Las tallas y esculturas de los cultores populares que pueden admirarse en el Museo Bolivariano pertenecen al Museo Nacional de Arte Popular, el cual las prestó para esta exposición. En total son 29 piezas en las que los creadores populares muestran su peculiar visión del Libertador. Es el pueblo imaginando a Bolívar, expuso Montilla.
Douglas Uzcátegui, en representación del Museo Nacional de Arte Popular, adscrito a la Fundación de Museos Nacionales, informó que la institución posee unas 60 tallas con la figura de Bolívar visto por los creadores populares. En total, el museo tiene 2.338 piezas talladas por cultores de todo el país,
El Museo Nacional de Arte Popular está recién mudado y aún en acondicionamiento. Ahora está ubicado la sede neoclásica del Museo de Bellas Artes, en Los Caobos. Señaló que esta institución se dispone a ofrecer al público dentro de poco exposiciones y a dictar talleres vacacionales.
Actualmente el Museo de Arte Popular tiene en su nueva sede una pequeña exposición de 13 piezas dedicada a los “santos juninos”, es decir a los santos del mes de junio como San Pedro y San Pablo y San Juan. Allí se cuentan las breves historias que unen al pueblo venezolano con estos santos.
En la colección del museo hay obras de Rafaela Baroni, Otilio Idrogo, Juan José Ramón Plaza, Luis Nuñez y otros artistas venezolanos.
“La fundamentación de este museo tiene fundamentalmente que ver con la visibilización del artista popular y de su trabajo. Además de las piezas de Bolívar podemos apreciar figuras de otros héroes, tenemos piezas de índole temático como las de Hugo Chávez y cómo ve el artista popular a nuestro pueblo. Aunado a ellos tenemos piezas de índole religiosa y otras manifestaciones, en el acervo de la pintura las fiestas populares, la Sardina, o las festividades particulares de cada uno de los pueblos y cómo lo ve el artista popular y cómo lo manifiesta desde su quehacer desde las herramientas que tiene. Esas piezas, tallas y pinturas son las que conforman hoy día la colección del Museo Nacional de Arte Popular, que pertenece a la Fundación Museo Nacionales”, añadió Uzcátegui.