El golpe del Imperio

POR: MARCELO BARROS

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En todo el mundo hay personas que se preguntan lo que está, de hecho, ocurriendo en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia y hasta en Brasil. Saben que no pueden dar crédito a la prensa internacional, principal protagonista de la llamada «guerra de cuarta generación». Manejando la comunicación como arma, esta intenta desestabilizar cualquiera gobierno progresista con una propaganda agresiva que forma la opinión pública de acuerdo con los intereses del imperio. Lo que ocurre en Brasil no es diferente de otras situaciones en el continente. Acá, han creado una operación judicial y policial que tendría como meta la justa lucha en contra de la secular corrupción. Con ese pretexto, el Poder Judicial y la policía han hecho todo lo que fue posible para destruir un único grupo político, el Partido de los Trabajadores (PT) y más específicamente su presidente honorario Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de la república.

El Gobierno de los Estados Unidos tiene interés en el petróleo y el gas del Pré-Sal. Quiere las minas, la madera, granos, ganado… No quieren que Brasil actúe con los BRICS en contra del los intereses comerciales de EEUA ni quieren perder el control imperial sobre Brasil, país-clave para su dominación imperial sobre el continente. Aún cuando los gobiernos del PT hayan mantenido intocable la estructura capitalista de la sociedad, han dado menos espacio a la intervención internacional. Por eso, el imperio ha decidido destruir la reputación moral del presidente Lula y ha usado los medios de comunicación para desacreditarlo socialmente.

Según las encuestas de opinión, Lula ganaría las elecciones presidenciales del próximo octubre. Por eso las élites del dinero lo quieren en prisión e imposibilitado para presentarse como candidato a presidente en las elecciones de octubre. Para eso montaron, con apoyo de EUA, un escenario de persecución legal e ilegal al PT y a Lula. El juez Moro, entrenado por EUA y con estrechas conexiones con el Departamento de Justicia y el de Estado de EEUA, se anticipó ilegalmente y ordenó la prisión de Lula el jueves 5 de abril.

Lamentablemente, los medios de comunicación han logrado provocar una fuerte división en la población. Ha crecido una onda de intolerancia y hasta de violencia que lleva el país a una posición de radicalización de derecha. Los movimientos sociales tienen conciencia de ser minoría, pero intentan articularse y mantener un proceso de concienciación social y política. Las personas que están en un camino de espiritualidad siguen una vocación profética de testimonio de un Dios que tiene para un mundo un proyecto de justicia, paz y amor.