El grupo Perla de México escenificó el exilio y la desaparición forzada

El tema del exilio y la desaparición forzada desde la óptica de una niña de 8 años, fue llevado a escena por el Proyecto Perla de la Ciudad de México, en la Sala Ana Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) en el marco del VI Festival Internacional de Teatro de Caracas 2017.

En Cosas pequeñas y extraordinarias se expone todo lo que al personaje central, Ema, le toca vivir al salir de su país junto a sus padres y llegar a otra nación donde se habla distinto, el clima es diferente, está lejos de sus demás familiares y no sabe lo que está pasando en su país, todo esto a causa de la desaparición forzada.

“Nosotros a partir de la visión de esta niña de 8 años tratamos de abordar este tema a partir del juego, de la diversión, de hacernos unas preguntas que seguro los niños también tienen, y tratar de abrir un diálogo con el público y las familias para hablar de lo que está pasando en nuestro presente”, expresaron Daniela Arroio y Mario Eduardo De León, integrantes de la agrupación mexicana.

Proyecto Perla es una agrupación que tiene cinco años de fundada y en la actualidad está realizando su tercera temporada con tres obras en México, y proyectan desarrollar 20 funciones en la provincia de esa nación. “Es la primera vez que venimos a Venezuela. Tuvimos una respuesta muy buena por parte del público y estamos muy contentos de estar aquí, nos hicieron sentir como en casa”, afirmó Arroio.

Expresaron su satisfacción porque en esta semana hay más de 100 puestas en escena de grupos internacionales y “nos sentimos orgullosos de formar parte del festival y nos complace ver que aquí hay muchas propuestas locales, y ver que el teatro venezolano está tan activo, y vemos que las agrupaciones que han venido de España, de Brasil, de Colombia son grupos de mucha trayectoria, con propuestas muy novedosas”.

Explicó Arroio que en principio Cosas pequeñas y extraordinarias era un cuento basado en la identidad de una niña, con elementos de títeres, juegos de sombras, pero el proyecto en un año sufrió tres transformaciones y en ese momento se conoció la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los periodistas asesinados en Veracruz y en otras regiones de México y se dieron muchas marchas pacíficas, donde asistían las familias con sus hijos. Yo fui con mi hija y veía que niños de 9 años se hacían muchas preguntas y así surgió la idea de plantear la figura de la desaparición forzada”.

Dijo De León que para acercarse a la temática les consultaban a los padres de niños de esas edades cómo entendían sus hijos estos hechos, “y llegamos a la conclusión de que muchas veces los niños tienen las mismas preguntas que tenemos los adultos: por qué se los llevaron, a dónde se los llevaron, quién se los llevó. Son preguntas súper sencillas que yo tengo y que los niños de 8 años también tienen”.

Aclararon que más que plantear fórmulas plantean preguntas, “compartir las preguntas es vivir este proceso juntos y tratamos de iniciar un diálogo con el espectador y de generar ese diálogo del niño con sus familias, porque salen del teatro preguntándose cosas, obligan a los padres a explicarse entre todos qué es lo que sucede”.

EL TEATRO ABRE LAS PUERTAS AL DIÁLOGO

Daniela Arroio considera que el teatro abre puertas al diálogo, lo cual es fundamental para la convivencia y es la vía para la paz, ya que la mayoría de los conflictos se producen por la falta de comunicación y el teatro sin duda fomenta lo que es la comunicación y el diálogo.

El teatro vuelve libre al hombre, dijo De León, en todos los sentidos “y en tanto seamos libres tenemos una capacidad mucho más abierta de hablar, de comunicarnos de tolerar. Y el teatro hace a los humanos mejores y si somos buenas personas mejora nuestro entorno”.

T/ Elízabeth Pérez Madriz
F/ Héctor Rattia
Caracas