Cuando la oposición necesita mostrar fuerza de calle, no la encuentra por ninguna parte.
No significa que no la tenga, sino que la desmoralizó y redujo a su mínima expresión en cuatro meses de guarimbas criminales, anárquicas e irresponsables.
Con medidas inconstitucionales –sacar a Maduro en 6 meses, decretar “abandono del cargo”– acabó con la fuerza parlamentaria que conquistó en 2015. Al hacer del “autosuicidio” un oficio, sus partidos se pelotean entre sí la auto-derrota.