La madrugada nos desterró de La Bajada. La llovizna abrileña lustraba la Solano. Caminé con el Chino Valera Mora en busca de algún asilo nocturnal. Le pregunté dónde brindó con Benny Moré. “No me hables de ese tipo ahora, ni de Orlando”. En un recodo de la noche, memorizó: “Por aquí pasó Benny Moré/
y le metió candela/ a Beethoven a Mozart a Vivaldi/ los Beatles se salvaron porque le hablaron/ de algo parecido a la caída de un reino”. Entró Orlando Araujo
y retrucó: “Sigue”. A los pocos días, el Chino salió en busca del Benny. Orlando me diría desde la neblina: “Amanecí de bala”.
El Kiosco de Earle: Benny y el Chino
