El kiosco de Earle: Bolton no es Kant

Entiendo a los críticos literarios que se decepcionaron buscando
en el libro de John Bolton páginas dignas de Homero o Virgilio.
Los comprendo. Empero, los invito a intentar una segunda lectura
menos ambiciosa, o sea, sin pretender encontrar diamantes
en esos charcos que las lluvias dejan en las carreteras. Antes de sentarse
a leer al gringo, despójense de esos fantasmas de Shaw, Bello, Wilde o
Paz con que impresionan a la cuadra.
Piensen que están en una barbería sin aire, toman una revista de 1992
que fue un buen año y empiezan a leer lo que alguien cuenta
de lo ocurrido en un cuarto de la avenida Baralt.
Si lo hacen así, van a encontrar tesoros. Pero antes, sacúdanse a ese inoportuno
Shakespeare que nada hace en Quinta Crespo.

earlejh@hotmail.com
Caracas