La derecha boltónica se quedó acéfala.
Su líder fue defenestrado porque estaba enloqueciendo al loco de la Casa Blanca.
A su corriente en Venezuela (el boltonismo) la diagnosticó Capriles con la sentencia: “Cada loca con su tema”.
En su seno se concubinan la derecha ultramontana, la trasatlántica (PP español), la “falsa positiva”
(autoasilada entre Bogotá y Cúcuta), la pavosa (con un selfie te liquida) y la mayamera, adicta
al odio endógeno. Queda todavía una derecha martillo, comandada por Pablo Medina.
Mr. Bolton fue prolífico.
El kiosco de Earle: Boltonismo sin Bolton
