El papa Francisco declaró que la división de la oposición obstaculiza el diálogo en Venezuela. Capriles saltó a desmentir al Sumo Pontífice, con la desfachatez que caracteriza a los inhabilitados, “a los que nada les importa”, según sabio diagnóstico de la señora Diana D’Agostino.
Esa división la agudiza el partido episcopal –CEV- y el sectarismo arzobispal.
A las pugnas partidistas, hay que agregar las ambiciones de Fedecámaras y los medios. Por eso mandan a callar al mismo Papa.
T/Earle Herrera
earlejh@hotmail.com
Caracas