El kiosco de Earle: Camino del Chino Khan

El sol de El Tigre estaba más llanero que nunca.
Encabezaba la marcha el gobernador Tarek William Saab.
A mi lado, José Khan, el Chino.
Al rato, me apremia: “¿falta mucho, poeta?”. Estaba pálido.
Entramos a un café. Un año atrás, lo habían operado del corazón en un viaje
al exterior con el presidente Chávez.
De pronto, me pregunta: “¿De qué te ríes?” Le revelé que también era operado de la aorta
coronaria, del pulmón derecho, en el izquierdo hice un enfisema, superé una neumonía y arrastraba
una vaina llamada “Epoc”.
Y le ironicé: “creo que tú y yo no le servimos ya de mucho a esta revolución”.
Me atajó: “sí le servimos”. “¿Para qué?” Se puso de pie y dijo: “para caminar, vente”.
Desde entonces, 2010, no dejó de caminar, hasta que el corazón se le quedó dormido.
Él sigue despierto.

earlejh@hotmail.com
Caracas