La Carmonada es lo contrario
de la democracia.
Los carmonecos son de suyo
abstencionistas.
Si usted recuerda los días cruentos
del golpe de 2002, la toma de plaza
Altamira, el paro-sabotaje petrolero
y las guarimbas incendiarias
de seres humanos, encontrará que los protagonistas de aquellos
sangrientos hechos son los mismos
abstencionistas de hoy.
Fedecámaras, la CEV y las ONG
de entonces, ahora llaman
a la abstención. La cuna
de la Carmonada pretende
ser la tumba del voto.