El Kiosco de Earle: ¡Chao, Cheo!

A estas alturas del rezo, mi tocayo José Gregorio Hernández debe resignarse a los altares del pueblo, pues a los de la Iglesia romana no ascenderá. El hijo de Isnotú no cree en la fuerza milagrosa del lobby ni sus milagros obran sobre apellidos de alcurnia. En esto, los amos del Valle son sectarios y no transigen. La Conferencia Episcopal Venezolana tampoco. Vírgenes se han visto muchas en plaza Altamira, pero nadie ha divisado la imagen de José Gregorio en una guarimba. Esto lo mata.

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Caracas