Con ese “humor” más de mueca que de risa,
los jerarcas de la cuarta ironizaban que los cogollos son malos solo cuando tú no perteneces a ellos.
Estas cofradías partidistas, llamadas también “cúpulas podridas”,
son como el dinosaurio de Monterrosa, eternas.
El precandidato Henry Falcón quiere quitarse ese odioso “pre” de encima, pero sin acuerdos “cogolléricos”.
Pedirle eso a la MUD es desconocer su naturaleza.
Cada vez que hay primarias, consenso o dedo, el cogollo está allí.