La desinformación es otro virus demoledor para los familiares de
los enfermos de Covid-19. Aquí y en el mundo, nadie estaba preparado
para enfrentar esta pandemia en todos sus frentes.
Aislados los pacientes, ya los suyos nada saben de ellos.
Los allegados, a riesgo de contagiarse, van a los hospitales y se quedan
por allí, sin que nadie les informe algo. Pero la pandemia también enseña.
Se pudiera instalar en esos sitios un número telefónico
al que los familiares llamen o una página web con los datos diarios de
cada paciente, tomados de la revista médica y procesados.
Los ministerios de comunicación, ciencia y tecnología y salud pudieran hacerlo.
El PSUV, con su juventud, profesionales y técnicos también podría ayudar.
La información oportuna y veraz, cura.
El kiosco de Earle: ¿Cómo sigue tu enfermo?
