El gobierno de Perú pone la casa para la Cumbre de las Américas, pero no es el dueño de la fiesta. No puede arrogarse la potestad de invitar o vetar a nadie. Los dueños del encuentro son todos y cada uno de los países americanos, donde el impresentable Kuczynski es un invitado más. En estas cumbres no hay alfombra roja para nadie y, de colocar este tejido, es para todos. También se le ha de aclarar al anfitrión que en el evento no hay amos y perritos que mueven la cola. Late pa’llá.
Earle Herrera
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