La Covid-19 es el desamparo. La cuarentena dilata el desamor.
Por eso el mundo se puso mingón. Hay tipas que no tienen nada pero tuitean: “Aquí, mejorando”.
Empiezan a lloverle los “amén y amén y estamos contigo” (?).
Hay grandulones que revientan el WhatsApp: “Me hice la PCR y salí negativo”.
En el acto se congestionan los grupos alentándolo a luchar (!).
La de allá estremece las redes: “Me dio una tos pero no era la Covid sino el sereno”.
Los mensajes de apoyo la hacen sentir Juan Gabriel en el Noa Noa.
Aquel confunde al beato con su intérprete y reza: “Gracias, Cristóbal Jiménez, por quitarme la carraspera que no era Covid sino una espina de pescado”.
La tarde está gris, es verdad, pero ya es hora de dejar la mingonería y el jipeo sin causa.
Esos falsos positivos del corazón.