Los resultados en EEUU demuestran que la mitad de los votantes apoya la letal represión contra
los afrodescendientes y la otra mitad también, pero guardando las formas.
2) La mitad respalda las sanciones contra Venezuela y la otra igual, pero sin necesidad de echarle
en cara la Doctrina Monroe ni “todas las opciones”.
Se le puede mear, sin enrostrarle que es “nuestro patio trasero”.
Hillary se carcajeó una vez asesinado Gaddafi, no antes. Es lo diplomático.
3) La mitad aplaude las sanciones, pero sin afectar las empresas gringas.
Estas sutiles diferencias dividieron Miami, pero también a la izquierda.
Una amiga maoísta me confesó, ojerosa, que la primera noche se la pasó en vela,
siguiendo los escrutinios estado por estado, a punta de taquicardia,
cigarro y cocuy.
El kiosco de Earle: Ganchos del imperio
