El brazo del imperio es más largo que el del Santo Oficio y más totalitario que los absolutismos.
Sanciona a cualquier país, bloquea alimentos y medicinas, viola derechos humanos y amenaza con la “opción militar”.
Hoy cae sobre el constituyente Hermann Escarrá y ordena sacarlo de la Federación Interamericana de Abogados, organización a la que le anula así
su condición de “independiente” y su dimensión de “interamericana”.
Esta medida imperial honra a quien pretende agraviar.