La restauración de la Cuarta República la impone el imperio.
Donde puede (en la OEA, por ejemplo). Gustavo Tarre Briceño,
proclamado por el autoproclamado su “representante” en esa laguna
de oxidación, viene del ala más reaccionaria del falangista Copei.
Su compañero Calderon Berti, igual. Y Hausmann, co-autor
del paquetazo del perecismo neoliberal, también. Si la Cuarta
República y la OEA están en el basurero de la historia,
las designaciones del cachorro imperial son coherentes.
El kiosco de Earle: La 4ta en la OEA
