El Kiosco de Earle: Mortero bendito

La víspera, el arzobispo de Barquisimeto hizo una procesión política con la Divina Pastora, bendijo a los encapuchados violentos y los instó a proseguir su aterradora guarimba.

La noche siguiente, uno de los jóvenes murió al manipular un mortero casero y bendecido.

A la hora que el chico perdía la vida, seguramente un sonreído monseñor López Castillo disfrutaba una opípara cena, sin peso de conciencia porque su clase no la tiene, olvidado de la Divina Pastora, olvidado de Dios.

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