La esperanza de la derecha está en el extranjero. La MUD vive aguardando que le hagan el trabajo.
Su último fracaso, también financiado y monitoreado desde afuera, fue el intento de desatar una “primavera árabe” para derrocar a Maduro y frustrar la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
Ni lo uno ni lo otro. Todavía se aferra a las histerias de Almagro, la campaña mediática internacional y a las estúpidas sanciones imperialistas de Estados Unidos. Que siga esperando.