Quedaron mudos. Su ventrílocuo, Donald Trump, fue echado del espectáculo.
Los presidentes pitiyanquis a través de los que hablaba –sus muñecos de circo- están en pánico: desde Peña Nieto
en México hasta Abdo en Paraguay, pasando por Duque, Romero, Añez, Bolsonaro, Macri, Piñera, además
de los autoproclamados de Bolivia y Venezuela.
Con ellos, el ventrílocuo de la Casa Blanca había resucitado la doctrina de Monroe y del “patrio trasero”.
Un cartel fue clavado en la puerta de la carpa: “Hoy no hay función”.
Viene otro ventrílocuo y traerá o pondrá sus propios muñecos.
Esto, si los trabajadores lo permiten porque desde ayer decidieron que mejor desmontaban todo el circo.
No bote su ticket, no devuelva las cotufas todavía.