¿Te acuerdas de octubre? Rompía la mañana con cuatro,
tambora y furruco y la gaita se instalaba en la sala antes de que le
dijeran “está en su casa”.
Emisoras alérgicas al género chillaban: “cien por ciento libre de gaitas”.
Serenata Guayanesa –¡corre caballito!- le cantaba a los niños y nos regalaba
el sol de oro de Ciudad Bolívar.
Las parrandas ensayaban en las esquinas.
Un cohetón surcaba el cielo, anticipo del gran cohetazo del año que se va.
¡Váyase rápido! Los marabinos se iban “pa’ que Luis” y los orientales
exhumaban sus garrafas de ponsigué.
Pero este octubre llega en silencio, sin jolgorio, como en puntillas.
No dejes que te contagie su tristumbre, palabra de Vallejo.
Búscate un cuatro y cántale duro en la oreja.
¡Y fuego al cañón, hasta que octubre te oiga!
El kiosco de Earle: Octubre
