Una clase dirigente que endosa su dirección a fuerzas extrañas no dirige nada.
Es lo que ha hecho la oposición desde que Chávez irrumpió en el escenario político.
AD y Copei sacrificaron a sus candidatos, Alfaro e Irene, para seguir a “un hombre a caballo”,
como los hijos de Luz Caraballo.
Después se entregaron a uno de los comandantes que los derribó.
Con el golpe de 2002, endosaron su conducción a Fedecámaras,
en la lúgubre persona de Carmona.
En 2005, los medios le impusieron la abstención y entregaron la AN sin pelear.
Hoy, esa derecha le endosa sus riendas a Donald Trump y este la jinetea como una franquicia más
de la organización Miss Universo.
El kiosco de Earle: Oposición endosada
