Un alto dirigente de la MUD me presentó en la AN a una hermana suya, quien me abrazó y me susurró: ¡Chávez vive! Los tres reímos por mí sorpresa y les dije que en mi familia también hay opositores radicales, pero no tan fanáticos como para romper el amor consanguíneo.
Recuerdo este encuentro cuando dueños de medios y columnistas están llamando a la caza de chavistas. En algunos casos los cazadores no tendrán que ir muy lejos, pues su presa pudiera estar en el cuarto de al lado.