El Kiosco de Earle: Si se calla el cantor

La guerrilla salvadoreña fusiló a un ruiseñor en la montaña.
Se llamaba Roque Dalton y era poeta. Dentro de la revolución, pensó en voz alta, señaló errores, propuso rumbos, por amor a El Salvador. Florecitas lo escucharon, piedras y algunos majaderos, qué sé yo, un tal Julio Cortázar, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Ernesto Cardenal, Hugo Chávez o Alí Primera. Pero lo fusilaron los guachimanes del silencio, garrotes viles de la palabra, fusileros del verbo. En febrero, la guerrilla salvadoreña perdió humillantemente
el poder. ¡Ay, de haber escuchado al ruiseñor!

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Caracas