El kiosco de Earle: Un o una cualquiera

Llamar “cualquiera” al autoproclamado es una falta de delicadeza.
Bien que les sirvió para que lo desechen como a un Calderón “cualquiera”.
El subsecretario de Estado fue lacónico: “Apoyaremos a cualquiera que ocupe la presidencia de la AN”.
Sea Brito, Lester, Olivares o el Burundanga, en fin, cualquiera.
El interés de los gringos no son las reservas éticas, sino las nada morales de petróleo y el gas.
En la Nicaragua del siglo XX impusieron al tirano Anastasio Somoza y cuando le dijeron
al presidente Roosevelt que el sujeto era un “hijo de puta”, respondió: “Sí, pero es nuestro hijo de puta”.
En Venezuela, lo que importa al imperio es que el o la “cualquiera”
sea… “nuestro cualquiera”.

earlejh@hotmail.com
Caracas