En los organismos que entregan
dólares
existe como un estado general de sospecha (Otaiza dixit).
Si usted viaja al exterior
con unos pocos viáticos,
cuando va a retirarlos
lo miran como a un indiciado.
Lo ponen a firmar aquí y allá
y le preguntan cualquier vaina.
Usted llega a sentir
que está ingresando a la prisión de Alcatraz.
Allí empiezan a asaltarlo
dudas de admiración
hacia los que sacan
millones de dólares
sin que nadie
les esté preguntando
en qué piensa gastar
esas lochas.
Earle Herrera
earlejh@hotmail.com
Caracas