Después de más de 100 muertos, la oposición desecha a sus encapuchados como preservativos usados.
El alcalde de Baruta decreta el “fin de los trancazos” y Guevara proclama que “la vía es electoral”.
Fueron más de tres meses de trancar calles, avenidas y urbanizaciones; de quemar seres humanos vivos y de hacer volar por los aires a jóvenes con sus propios morteros.
Una cruenta ruta de muertes, secuestros y asedio para llegar al voto y a un cargo de alcalde o gobernador.