Ataviados con sus mejores galas y marcando el sí en la papeleta que les pregunta si están a favor o en contra de la independencia del Kurdistán iraquí, los kurdos buscan ganar un pulso a Bagdad y mostrarle al mundo que, pese a las presiones internas e internacionales, son capaces de ser un país. La región autónoma del Kurdistán celebró un referéndum para decidir sobre su independencia de Irak, que ha amenazado con el cierre de los límites regionales y el envío de tropas a los territorios disputados.

Los colegios electorales cerraron sus puertas a las 19.00 hora local (16.00 GMT), una hora después de lo previsto, y hasta las 18.00 hora local (15.00 GMT) se había registrado una participación del 78% en las cuatro provincias kurdas (Dohuk, Erbil, Suleimaniya y Halabja) y en las provincias disputadas de Kirkuk, Diyala y Nínive, según datos oficiales.

Esas regiones dependen administrativamente del Gobierno central, pero son controladas de facto por las fuerzas de seguridad kurdas «peshmergas.

La Alta Comisión Electoral del Kurdistán no ha revelado cuándo dará a conocer los resultados, pero varios observadores internacionales señalaron que los resultados se harán públicos en un plazo de 24 a 48 horas tras el cierre de las urnas.

A votar con el traje tradicional

En el centro de votación de la escuela de Hamurabi, ubicado en el barrio de Anqaua, situado en el extrarradio de los límites de la ciudad de Erbil y poblado predominantemente de asirios, Fadel Sulaqa, de 54 años y músico de profesión, acudió para emitir su voto al mediodía con el traje tradicional del Kurdistán, el jaki. Se ha acercado para decir sí a un plebiscito cuyas urnas abrieron a las ocho y cerrarán a las seis.

«Nosotros, los kurdos, no tenemos miedo de las amenazas de los países vecinos. Ellos sueñan porque no nos pueden hacer nada», indica Sulaqa, quien pasea por el centro electoral sonriente. Sulaqa hace referencia a las continuas exigencias de los Gobiernos de Bagdad, así como de Irán y Turquía -los países vecinos al Kurdistán-,  y a las advertencias de tomar medidas en el caso de que el Kurdistán decida independizarse de Irak. «Este referéndum para nosotros es un gran triunfo porque puede hacer que seamos un país», aduce.

En el mismo lugar, y saliendo junto a su hermana y madre, Marua Burham, de 20 años, señaló que ha votado a favor porque «todos los kurdos tienen que decir sí para hacer del Kurdistán un país». «Nosotros tenemos el poder de hacerlo», dice, y lanza una pregunta clara: ¿por qué los otros países no nos lo permiten?

A pocos kilómetros de este lugar, se ubicaba otro de los centros electorales en el que el Gobierno del Kurdistán ha permitido el acceso a los medios, el centro Hedi, situado en el oeste de Erbil. Allí, las filas para entrar justo antes de su apertura se dividían en dos: los hombres a la derecha, mientras que las mujeres se ubicaban en la izquierda, junto a los niños que les acompañaban.

Tras decir bale (sí, en kurdo) a la independencia, Husein Abdelsharif, de 44 años, aseguró en voz alta: «No necesitamos agua, no necesitamos comida. Solo necesitamos un país». Abdelsharif cuenta la historia de que su familia vivía en una ciudad cercana a Erbil, la cual no mencionó, en la que apenas quedan casas de kurdos y ahora sólo hay árabes.

«Hemos sido iraquíes hasta ahora, pero no hemos vivido una vida normal como los iraquíes», afirmó, en alusión a las masacres que ha vivido el pueblo kurdo bajo el mandato del exmandatario iraquí Sadam Husein. Y evoca el ataque químico contra la ciudad de Halabja, en el oeste de Irak, el 16 de marzo de 1988, que acabó en pocas horas con la vida de 5.000 personas -en su mayoría mujeres, niños y ancianos- y que pasó a ser el peor capítulo de su cronología.

En el lujoso hotel de Rotana, en Erbil, los mejores vestidos y trajes eran paseados por familias invitadas por el Gobierno del Kurdistán Iraquí para votar en una gran sala. «No puedo votar porque soy demasiado pequeño, pero estoy feliz de estar aquí. Espero que haya pronto un Kurdistán independiente», dice un menor a los medios congregados.

Solo aquellos con 18 años han podido emitir el voto, aunque los niños también fueron protagonistas de la consulta. En las afueras del hotel, un pequeño posaba con el uniforme de las tropas kurdas (conocidas como peshmergas) y con un fusil kalashnikov de juguete.

Al menos 5,3 millones de kurdos han sido llamados a las urnas en la región del Kurdistán y en los territorios disputados entre el Gobierno de Bagdad y de Erbil. En las primeras horas la participación fue débil, según el jefe del centro de referéndum en Anqaua, Qanán Marbi, quien espera que aumente a lo largo del día. Varios miembros de la comisión electoral señalaron que hoy no se conocerá la participación y que los resultados se sabrán en un plazo de dos a tres días.

Políticos españoles enviados como observadores electorales aseguran que el día transcurre sin incidentes importantes. El senador Jon Iñarritu (EH-Bildu) dijo que la jornada transcurre con «completa normalidad» y en medio de «un ambiente festivo», mientras que Mikel Burzako (PNV) señaló que está siendo «emocionante» y con mucha «armonía democrática». Ambos defendieron el derecho de la nación kurda a la autodeterminación, a la que Bagdad se opone, aunque las autoridades kurdas han señalado que la independencia no se declararía enseguida tras el referéndum.

F/Publico.es
F/Reuters