El mestizaje es una ideología que ha justificado el apartheid criollo

A propósito del 12 de octubre y del Día de la Resistencia Indígena, Saúl Rivas cuestiona la tesis del mestizaje como sustento de la identidad nacional, descartando la presencia indígena. Señaló que en la sociedad bolivariana “nosotros tenemos nuestro apartheid social y cultural y aquí hay un apartheid académico y un racismo académico..”. El Panteón Nacional era un panteón mantuano, panteón de blancos, y un panteón patriarcal, hasta que llegó Guaicaipuro

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Para Saúl Rivas Rivas una prueba significativa de que en Venezuela persiste una especie de apartheid soterrado con respecto al tema indígena lo constituyó la campaña adelantada en la Cuarta República, enfrentada a múltiples obstáculos, para llevar al Panteón Nacional los restos simbólicos de Guaicaipuro. Rivas, que fue uno de los cabecillas de esta campaña, experimentó en carne propia los sinsabores de una sociedad dominada por prejuicios y de una intelectualidad e historiadores que sostenían que sobre el mestizaje descansaba la identidad y el ser venezolano. En ese sentido enfrentaron múltiples trabas para que Guaicaipuro entrara al Panteón Nacional porque no era un representante de la nacionalidad, ya que ni era blanco ni mestizo.

Rivas, antropólogo, estuvo el pasado jueves en la sede de la Sociedad Bolivariana, invitado por el Centro Nacional de Historia, para hablar de la “resistencia indígena y apartheid criollo”, a propósito del 12 de octubre y del Día de la Resistencia Indígena. Rivas, coordinador de la Cátedra Libre Intercultural César Rengifo y asesor del Ministerio de Educación, fue presentado por Alexander Torres Iriarte, presidente del Centro Nacional de Historia.

Rivas cuestionó el mestizaje y enfiló contra quienes, sobre todo en el campo de la historia, postulan ese concepto, apartando la herencia y cultura indígena, como la clave de la nacionalidad. Al mestizaje lo tipificó como una arbitrariedad racista, como una ideología dominante. Asevera que es la modalidad que toma el apartheid criollo.

Relató Rivas que en cierta oportunidad invitaron a Miguel Acosta Signes a un seminario sobre periodismo en Los Teques, al que también acudió Efraín Subero. En conversaciones con Saignes le plantearon lo del proyecto de llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional, le hablaron de la ideología mestiza montada desde hace 500 años, conversaron sobre el modelo hispanocéntrico, el modelo latinocentrista.

“Acosta Saignes compartió desde un principio el proyecto de Guaicaipuro al Panteón Nacional, pero me dijo, Saúl, tanto tú como el equipo están locos. Mire, carajito, tendrán que esperar un gobierno socialista aquí para ustedes poder llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional. Así fue. Después le conté personalmente a Hugo Chávez y él entendió perfectamente. Se sintió honrado por las palabras de Acosta Signes que habían sido proféticas”, señaló Rivas.

El apartheid

Al referirse al apartheid, Saúl Rivas indica que nos han acostumbrado a que el único que existe es el anglonorteamerciano de los pueblos transplantados del norte, pero según el cubano Robeto Fernández Retamar, ese apartheid norteamericano y europeo ha inspirado otros en el mundo como el apartheid del Cono Sur con Domingo Faustino Sarmiento y su propuesta de los Estados Unidos de América del Sur; el apartheid surafricano que enfrentó Nelson Mandela; el apartheid del Estado de Israel.

“Y una de las cosas que caracterizan estos apartheid, como bien lo dice Vladmir Acosta en el libro El monstruo en sus entrañas, es que se termina cayendo en la cuenta de que efectivamente ningún apartheid se puede estudiar en términos de una lucha de clases pura, sino que es instrínseco a ese apartheid, por un lado el racismo, y por otro, el fundamentalismo seudoreligioso, de esas religiones de opresión y dominación contrarias a las teologías de la liberación”, expresa.

Aparte de eso hay otro elemento cardinal del apartheid que es el mito del pueblo escogido y que por el lado norteamericano se conoce como el destino manifiesto.

De cualquier manera, agrega Rivas, cualquier apartheid, entre otra de sus características desarrolla lo imperial hasta llegar, como ha llegado Estados Unidos, a la perspectiva imperialista, pero al mismo tiempo genera y procura el adormecimiento de las poblaciones dominadas y oprimidas, pero también de su propia población. Explicó que en ese modelo de apartheid estadounidense no es casual el alto consumo de ansiolíticos farmacéuticos de la población norteamericana y el alto consumo de cocaína. Comentó lo de las bases militares de Estados Unidos en Colombia y el papel que juegan organismos como la OTAN, supuestamente creada para combatir el comunismo.

Se preguntó si el apartheid, esa negación radical en lo cultural y en lo político del mundo indígena, después del 12 de octubre de 1492, se quedaba solo en el modelo de apartheid euronorteamericano.

¿Es que los españoles, como nos han venido diciendo, no eran racistas, se mezclaron con las indígenas y después con las negras y se hizo una especie de paraíso interracial aquí en nuestra América hispana y particularmente en Venezuela que es presentada como el non plus ultra del paraíso interracial?

Planteó que no se podía comprender que el problema de clases no se puede desligar del problema de castas y estamentos.

“Cuesta entender”, indica, “aquello que decía Enrique Bernardo Núñez: que la conquista no ha terminado, que la colonia no ha terminado, que la independencia no ha terminado, que el neocolonialismo no ha terminado. Y es precisamente lo que trataron de captar tanto Federico Brito Figueroa como César Rengifo, uno a través de la historia, el otro a través de una especie de dramaturgia que pretendía encarnar un teatro histórico, donde ese corte que se dio el 12 de octubre de 1492 y que se nos vendió como el punto cero de América, el punto donde todo ahora comienza, no es un recomienzo, sino que todo comienza. Si le preguntaran a Arturo Uslar Pietri cuál es su ancestralidad, el dice, amigos invisibles, la civilización comienza en Sumeria”.

Rivas considera que todas las formas de apartheid que se han dado en América están atravesadas por un sistema. El uruguayo Eduardo Galeano lo sintetiza en una frase: el 12 de octubre de 1492 América descubrió el capitalismo.

Señala que en Venezuela se da un apartheid muy sutil, a veces sublime. Se dice que aquí no hay racismo y que somos un paraíso interracial, de allí lo difícil de desmontar.

“Aquí tenemos historiadores como Guillermo Morón que nos dicen que España no fundó colonias en América, sino pueblos y provincias y si eso es así, entonces, Bolívar no fue un libertador. ¿Entonces qué fue?, ¿fue un divisionista?, ¿un tipo que propicio la guerra civil?

Explica que poco diferenciamos lo que es el mestizaje como hecho histórico y social, común a todos los pueblos y civilizaciones, de lo que es el mestizaje como ideología.

“Si Carlos Marx dijo que el fetiche económico era la mercancía yo me atrevería a decir, lo vengo diciendo desde hace muchos tiempo, que nuestro fetiche cultural es precisamente el mestizaje, como ideología de dominación, como ideología del blanqueamiento (…) La raza pura y el mestizaje a ultranza son caras distintas de la misma medalla. Es más, una vez nos enfrentamos a Pedro Trigo, del Centro Gumilla, porque casualmente dentro del Gobierno de Luis Herrera querían traer nuevos inmigrantes europeos y para justificarlo estaban hablando de un segundo mestizaje, entonces el Centro Gumilla inventó aquí el “mestizo segundo”, y el mestizo segundo era el prototipo del cual iba a salir el revolucionario típico ideal. ¿Qué vaina es esa? Es una arbitrariedad racista. Es la modalidad que toma el apartheid criollo, simple y llanamente”, cuenta.

Sostiene que no podemos seguir con ese discurso de una cultura única mestiza. Todo lo que niegue el sujeto múltiple de la venezolanidad, que somos un país multiétnico y pluricultural, es un discurso equivocado.

De José Manuel Briceño Guerrero apunta que en uno de sus primeros libros dice que la clave de América Latina no está en el indio sino en el mestizo. Eduardo Galeano lo contradice al asegurar que los pueblos indígenas y la indianidad son portadores de una serie de claves para la liberación de este continente, pero América ciega de racismo no las ve.

En su disertación, en la que hubo descargas para Vasconcelos y Arnold Toynbee entre otros, a quienes calificó de nacifascistas, sentenció: “Nosotros tenemos nuestro apartheid social y cultural y aquí hay un apartheid académico y un racismo académico..”.

Guaicaipuro

“Antes de nosotros encarnar el proyecto de Guaicaipuro al Panteón Nacional, ocurría que ese recinto era el panteón mantuano, panteón de blancos, y un panteón patriarcal, casi no había mujeres. No fue fácil antes de la Revolución Bolivariana cambiar la configuración histórica, social, cultural, espiritual de nuestro panteón nacional”, dice.

Detalla que una vez la periodista Ludmila Vinogradoff, en la década de los ochenta del siglo pasado, le hizo una entrevista para el diario El Nacional que tituló a cuatro columna “Recogerán cien mil firmas para llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional”.

“Cuando llego a El Nacional me salió Arturo Uslar Pietri echando espuma por la boca, diciendo que no podíamos llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional porque no era mestizo. Vaya usted a saber. Guaicaipuro no era venezolano porque no era mestizo. Buen dato. Qué maravilla. La cosa no se queda ahí. Fui a la Academia Nacional de la Historia a buscar a Ildefonzo Leal, nos íbamos para Los Teques cotorreando. Me sale Armas Chitty furioso. Ustedes se volvieron locos. Quieren llevar a Guaicaipuro al Panteón Nacional y ese panteón lo hizo Guzmán Blanco para los próceres de la independencia. Le dije que Guaicaipuro no era un Bolívar, un Sucre, un Miranda, un Urdaneta, nosotros sabemos que Guzmán Blanco hizo ese panteón con esa configuración, pero nosotros pretendemos cambiar la configuración histórica, social, cultural de nuestro Panteón Nacional. Se fue”.

Al referirse a los textos del historiador Germán Carrera Damas este plantea que una cosa es que haya habido mestizaje entre los indígenas ante la llegada del hombre blanco y otra cosa es el mestizaje de implantación después del 12 de octubre; ese es el que tiene validez.

“O sea, el indígena si no se mestiza con el blanco o alguien que venga con el blanco no vale un carajo. Así crudito se los digo. Entonces, uno dentro de ese proyecto va afianzando toda una investigación de desmontaje de esa ideología mestiza, de ese criollismo putrefacto. Entonces uno se encuentra con otras vetas en la investigación. Alguien me habla de Cumboto, la novela de Ramón Díaz Sánchez. ¿Ustedes saben lo que plantea Ramón Díaz Sánchez en Cumboto? El único mestizaje que tiene viabilidad histórica y cultural es el mestizaje del blanco con el negro, o sea, el indio está vetado de raíz. Fíjense cómo se va armando el apartheid hispánico aquí”.

Argumenta que tampoco fue fácil fundamentar el Día de la Resistencia Indígena, que representó un cambio radical de la concepción de la historia de todos los continentes, y no nos hemos dado cuenta de eso todavía. El Día de la Resistencia Indígena nace como una propuesta ecuménica que reconoce todas las herencias culturales, pero sin caer en ningún indiocentrismo. Postula incluso la transformación progresiva como una propuesta al pueblo y a los gobiernos progresistas como el Día de la Resistencia Indígena Planetario, de todos los continentes.

T/ Manuel Abrizo
F/ Miguel Romero
Caracas