El multilateralismo agoniza

Por: Reinaldo Bolívar

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Una nueva Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) comienza en Nueva York. No importa cuántas vayan. El formato no varía, unos 20 o 30 presidentes irán personalmente a pararse frente a la pared verde del presídium. De no estar los jefes, en una segunda fase hablarán sus cancilleres o sus embajadores. Unos con más público que otros, de acuerdo al país potencia o de moda.

No importa el tema de la sesión. Cada quien hará una memoria y cuenta de su gobierno. Se sumará a los buenos deseos, tipo “mises” por la paz del mundo, el cambio climático, el terrorismo. En cada capital la prensa titulará lo bien que estuvo su representante. El de Estados Unidos leerá la cartilla y proferirá sus amenazas contra “el eje del mal”.

En los pasillos las delegaciones se perseguirán mutuamente en busca de algún apoyo para quedar en alguna comisión. Es el espacio temporal donde se hablan generalidades, no se decide sobre nada y se resuelve eufemísticamente sobre todo. Una ONU que está quedando para hacer efemérides “el día internacional de…”, “el quinquenio”, “el decenio”.

Ya pasó a ningún plano aquello de la reforma de la ONU. Hasta el antagónico Club de los Cinco del Consejo de Seguridad se ha aburrido de vetos y no vetos a las malcriadeces de EEUU, que parece abiertamente estarles ganando la principal partida: el fin del multilateralismo.

EEUU, con Donald Trump, ha sacado de la agenda multilateral los temas políticos. Sus prácticas van de lo unilateral a lo bilateral. Si desea bombardear a Siria lo conversa con Londres, ni siquiera con la OTAN, cuyos miembros en conjunto lucen cansados de ser los escuderos de EEUU.

Si Trump quiere implementar una estrategia con Corea del Norte, se reúne directamente con Kim Jong-un, sin pararle mucho a hoja de ruta alguna. Si quiere presionar a Venezuela, no lo hará más a través de la OEA ni con el malogrado Grupo de Lima, enviará a su vicepresidente país a país, buscando el aliado perfecto.

Solo los militarmente grandes cuentan, aunque se atreve a sancionar comercialmente a China y Rusia, e irrita a Alemania. La nueva doctrina gringa está en ejecución frente a la vista del mundo. Mientras, sigue una “asamblea” de repetitivos discursos en lo que cada vez se parece más a la extremaunción del multilateralismo.

@bolivarreinaldo
Caracas