El nuevo disfraz

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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En El traje nuevo del Emperador, el danés Hans Christian Andersen relata la historia de un monarca cuya única preocupación era su vestuario, teniendo en el olvido al pueblo. Un día fue visitado por un par de pillos, quienes le prometieron un traje de tan maravillosas cualidades, que para las personas estúpidas era invisible. Le cobraron sumas importantes y simularon tejer en telares sin hilos, mientras exigían más y más seda y oro.

Emisarios del emperador visitaron el telar donde nada se tejía y, a fin de no quedar como ignorantes ante el amo y perder sus sueldos, a pesar de que no veían nada, retornaron a palacio repitiendo cuanto les decían los embaucadores, sobre los hermosos colores y el magnífico dibujo del supuesto traje. Llegado el momento de probarse el atuendo -otra de cuyas virtudes era su peso imperceptible-, el monarca tampoco osó decir algo frente a sus súbditos, evitando el riesgo de aparecer como un gobernante inepto.

Finalmente, el traje fue estrenado en un desfile, en el cual la multitud aplaudía el invisible vestuario, hasta que un niño repitió en par de oportunidades: “¡Pero si el emperador está desnudo, no tiene nada!”. Al carajito lo recriminaron y se lo llevaron, pero todo el mundo quedó convencido de su certeza.

Así, más o menos, ocurre con la dirigencia opositora venezolana, que la semana pasada, en una suerte de velorio efectuado en el Aula Magna, estrenó un nuevo traje, un nuevo disfraz, ahora con el rimbombante nombre de Frente Amplio, con el cual muestran todas sus desnudeces, dejan al descubierto una vez más su conocida carencia de ideas para el país y anuncian intenciones de reeditar una nueva escalada de violencia como la desatada desde el 1° de abril al 30 de julio del año pasado.

A diferencia del genial cuento de Hans Christian Andersen, desde el mismo momento en el cual comenzó a “tejerse” este nuevo disfraz opositor, se advirtió la inexistencia de telas, entiéndase propuestas, en sus vestimentas. Solo telarañas parecen albergar los cerebros de esos dirigentes, desnudos hoy a los ojos de sus seguidores.

El velorio efectuado en la principal sala de nuestra Alma Mater -hoy secuestrada por el oscurantismo-, sirvió para dejar en claro, de nuevo, que el fascismo, el vasallaje, el odio y la intolerancia son los materiales con los cuales se elaboran los ropajes de quienes únicamente responden a los designios de un emperador -este real, de carne y hueso- instalado en Washington.

Por aquí, la gran mayoría de las venezolanas y venezolanos continuamos vestidos de alegría, de amor, de pueblo libre y soberano, digno heredero de los legados de Bolívar, Chávez y todos nuestros libertadores.

jimmylopezmorillo@gmail.com
Caracas