El odio del imperio

SÍNTESIS

POR: HUGO CABEZAS

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Una revisión somera del rol de Estados Unidos, entre finales del siglo pasado y comienzo del presente, nos dice que su pérdida de hegemonía cada vez es mayor. Que la supremacía heredada de la II Guerra Mundial y consolidada durante la Guerra Fría, la perdió.

Un país que, al decir de Jefrrey Sachs, se volvió tan reticente a los cambios, que no se planteó la necesidad de reinventar un buen modelo de sociedad, y que sus “…dos principales partidos políticos no están mostrando el camino para salir de la crisis…, en realidad recurren a un rango bastante estrecho de políticas, y no a las que resolverían los problemas de Estados Unidos… Estamos paralizados, mas bien, porque no dedicamos una atención profunda a nuestro futuro”.

Y no pueden hacerlo porque todo su tiempo y toda su imaginación la dedican a los asuntos militares. La consolidación de su condición de imperio militar es su mayor (y casi única) preocupación.

Desde el año 1992, siendo presidente de Estados Unidos George Bush (padre), el Departamento de Defensa bajo la secretaría de Richard (Dick) Cheney, comenzó a plantearse la necesidad de elaborar un proyecto para un nuevo siglo americano. Tarea que le fue encomendada a Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa para la formulación de políticas de esa nación.

El objetivo de dicho proyecto era diseñar una estrategia política en la cual se le devolviera a EEUU su condición de “…un coloso que se alzará sobre el mundo, imponiendo su voluntad y manteniendo la paz mundial mediante el poder militar y económico”.

En el año 1997 un grupo de estrategas neoconservadores lo hicieron realidad. Celebre proyecto conocido como la “Doctrina Bush”, en honor a su principal mentor.

Los formuladores de dicho proyecto partían de la premisa de que la política exterior y de defensa estadounidenses marchaban con enormes deficiencias. Por lo que se hacía necesario devolverle a estas su fortaleza militar y claridad moral.

El intervencionismo militar es el objetivo de dicho proyecto.

Dick Cheney, Jeb Bush, Lewis Scooter Libby, Dan Quayle, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz son, entre otros, los principales firmantes del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano. La crema y nata de la derecha ultraconservadora y sionista de Estados Unidos.

Algunos creyeron que esta estrategia política del imperio estaba dirigida solo al Medio Oriente y otros pueblos del norte africano. Igualmente hubo quienes creyeron que los gobiernos estadounidenses adelantarían una política de amistad y respeto hacia los pueblos de América. Hubo -y sigue habiendo- quienes creen que la época de las invasiones del suelo nuestro quedo atrás.

Ni una cosa ni la otra se aproximan a la realidad. Las estrategias político-militares formuladas en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano siguen siendo implementadas por los gobiernos yanquis.

Y, a Nuestramérica le llegó la hora de vivir en carne propia y de manera directa su ejecución.

El imperio no podía quedarse de brazos cruzados ante tantas derrotas infringidas por los pueblos del hemisferio.

La del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA-2005), la emergencia del liderazgo del comandante Hugo Chávez y -con él-, la de una nueva forma de hacer política, de integración y relacionamiento de nuestros pueblos, fueron derrotas muy severas que el imperio no podía perdonar.

La derrota del neoliberalismo y del pensamiento único no son cualquier cosa.

El imperio de nuevo se equivoca. Casi dos siglos después, los gobiernos estadounidenses, siguen creyendo que la Doctrina Monroe, en su versión Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, con su “corolario” Donald Trump, conserva su vigencia y son pertinentes. Por eso para mantenerse como potencia hegemónica están recurriendo a las mas diversas prácticas de dominación.

En esa pretensión no andan solos. Lograron instalar a través de las mas diversas prácticas antidemocráticas algunos gobiernos títeres, agrupados en el llamado G-Lima, que les están haciendo el mandado.

Pero, el Gobierno imperial no se ha dado cuenta todavía que el pueblo venezolano es otro ser. Que es un sujeto autónomo, soberano y libre en su forma de pensar, de actuar, de sentir. Que su realidad es la realidad real. No la que quieren imponerle.

Por no entenderlo la oposición agrupada en la MUD acumuló tantas derrotas. Y ahora, con toda seguridad, el imperio y sus adláteres se extasiarán con el sabor del polvo que el heroico pueblo venezolano les hará tragar el 22 de abril.

@hugocabezas78
Caracas