El pop drama de Marat Sade está instalado en Caracas

En el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas hasta el 1 de diciembre

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Marat significó el real experimento sobre esa idea ingenua sobre el teatro posdramático, la coincidencia con un universo prematuro de posibilidades, y también significó la esencia misteriosa de nuestro grupo”, acotó la directora Andreína Polidor, quien con el grupo Teatro de La Penumbra presenta una nueva temporada de El pop drama de Marat Sade.

La pieza esen el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, al lado de la estación Bellas Artes del metro, en Caracas hasta el 1 de diciembre, viernes y sábados a las 4:00 pm: “Y para enero de 2020 estrenaremos en el Teatro Luis Pereza o el TET, con la nueva pieza en la que estamos trabajando”.

-¿Por qué Marat Sade?

-Estrenamos en 2017 esta pieza, que es una versión de muerte y persecución de Jean Paul Marat Sade de Peter Weiss. Hace dos años el Teatro La Penumbra se sumergía en una idea plástica sobre una forma de hacer teatro. El pop drama en esencia es el trabajo donde en cada encuentro tanto de ensayo como de funciones se sigue descubriendo la técnica, el cuerpo, y la forma de hacer teatro dentro del teatro, distanciamientos, imágenes, performance, con un ritmo divagador del tiempo. Un reto importante para el actor que decide impregnarse de un juego escénico intrínseco entre lo real, la locura y la imagen.

-¿De qué va esta pieza?

-El texto de esta obra habla sobre Marat, un líder político de la época de la Revolución Francesa, que se va desangrando en el transcurso de la obra metido en una bañera, hasta que Carlota Corday lo asesina, esto escrito y dirigido por el Marqués de Sade, que inteligentemente expone sobre las oposiciones entre el pensamiento existencialista y el pensamiento revolucionario, individuo y comunidad.

-Parece que tiene vigencia este tema…

-Creo efervescentemente que es necesario poner en debate estos temas que caracterizaron socialmente al continente europeo con la Revoluciona Francesa y hoy nos caracteriza a nosotros como venezolanos y como latinoamericanos.

Es una obra muy exigente para el público…

Desde un principio el entrar al festival fue un reto, un reto importante al que le brindaríamos todo lo mejor. Es de gran importancia rescatar la opinión del público que vio la obra, a pesar de lo complejo del trabajo. Con esto descubrimos que a pesar de lo claro que nos hemos sentido en nuestra investigación, logramos captar la atención de un público teatral como no teatral.

-¿Por qué dirigir y no actuar?

-La verdad es que fue un proceso muy complejo darme cuenta, luego de estudiar por tanto tiempo actuación, con tantos maestros diferentes, tantas técnicas distintas, tanto trabajo conmigo y mi cuerpo, que no solo descubrí que el teatro me salvó, sino que también me dio la oportunidad de encontrarme con la dirección teatral. Y con el paso de los días me doy cuenta de que estudiar la actuación tan desmesuradamente me da ahorita la oportunidad de disfrutar del actor de una manera muy particular.

Entonces, nació para dirigir…

-Hubo algo que me paso con la dirección la primera vez que la viví que no me pasó con la actuación: fue una especie de sincronización de tu vida, sentí que si nací para algo realmente fue para dirigir.

-¿Siente que está creciendo como directora?

-Para mí el instinto es importante, a veces vale la pena atenderlo. Crecer como directora para mí significa muchas cosas, expandir los límites con uno mismo y nuestros paradigmas, entrar en silencio y atender lo que está en descuido, es manifestar una gran idea, luego tener fe principalmente en el instinto del otro, modificando cuidadosamente. Es aprender con la investigación y desaprender con el montaje. En fin, creo que no he logrado muchas de esas cosas todavía.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Archivo CO
Caracas
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