El pueblo ruso habló

POR: JESÚS FARÍA

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Las elecciones del domingo 18 de marzo en Rusia constituyeron un hecho político de importancia global.

La victoria de Putin con más del 76% de los votos fue avasallante en un proceso electoral intachable. Muy distinto a D. Trump que ganó obteniendo 3 millones de votos menos que la Clinton.

Sin embargo, observadores occidentales “objetaron” la ausencia de rivales de peso, lo que, según ellos, pondría en entredicho a la democracia rusa. Es decir, para que Washington y sus aliados queden conformes, Putin debe garantizar el crecimiento de la oposición y, muy probablemente también, su propia derrota.

En el fondo, a Occidente no le irrita el proceso eleccionario sino su resultado. Sueñan con una Rusia débil, como la de Yeltsin.

Las potencias occidentales y su expansionismo se han visto muy afectadas por el resurgir de Rusia como un gran poder mundial, por lo que no podían desaprovechar las elecciones para continuar con la brutal campaña antirrusa de infamias y mentiras de los últimos años, manipulando de la manera más asquerosa el intento de asesinato de un exespía en Londres.

Perseguían enlodar las elecciones, acuñar una imagen mafiosa del Gobierno ruso, justificar nuevas sanciones.

No le perdonan a Rusia haber recuperado Crimea, condenado el fascismo ucraniano, salvado a Siria, defendido a Venezuela, haber fortalecido los Brics, abogado por salidas pacíficas a los conflictos de EEUU con Irán y Corea del Norte…

Por otra parte, la altísima votación de Putin evidencia un apoyo rotundo a su gestión. Sin embargo, surgen nuevos desafíos.

Entre las tareas más importantes destacan reducir la pobreza y la brecha de desigualdad social y diversificar la economía sobre la base de los avances científicos y tecnológicos.

Esto será vital para resistir la embestida armamentista del presidente D. Trump y sus halcones. El aumento del gasto militar estadounidense persigue el chantaje nuclear a Rusia y, por otra parte, su debilitamiento económico, como ocurrió con la URSS en los 80, a lo cual deben contribuir también las sanciones ilegales de occidente.

En cuanto a las relaciones bilaterales Rusia-Venezuela, se abren nuevos horizontes para seguir trabajando sobre la base del respeto, el interés mutuo y la soberanía en los ámbitos político, social, cultural, económico, tecnológico, energético y financiero.

En síntesis, Rusia ha contribuido a la configuración de un mundo multipolar, que propicia la paz, el desarrollo, la convivencia. Ese rumbo se consolidará con la reciente reelección del presidente Putin.