El Silencio cumple 73 años como ícono arquitectónico de Caracas

La urbanización El Silencio es un paseo obligado para los capitalinos y visitantes de esta ciudad. Carlos Raúl Villanueva, arquitecto de la obra, se la pensó minuciosamente para que -aún estando ubicada entre el bullicioso centro de Caracas- los ciudadanos caminen, admiren la icónica infraestructura y finalmente encuentren descanso en la Plaza O’leary, al sonido de Las Toninas.

Inaugurada el 26 de agosto de 1945, este año El Silencio celebra su aniversario número 73. Este proyecto arquitectónico es el primero de gran importancia en materia urbanística en el país y marcó el paso a la modernidad.

Su nombre obedece a una peste que desoló aquel lugar en el año 1658. Siglos más tarde, el presidente Isaías Medina Angarita decide demoler aquel sector que era un caserío llamado Tartagal, y darle paso a la construcción «Reurbanización El Silencio», obra de Villanueva, financiada por el Banco Obrero como viviendas de corte social.

Dicha urbanización es la primera residencia de forma vertical de Caracas y está estructurada en 7 bloques de distintas dimensiones: en el caso de los edificios multifamiliares, seis de ellos son de cuatro plantas y uno de siete, la planta baja en la mayoría de los casos se destinó a locales comerciales.

Al diseño se le añadieron dos plazas importantes como lo son la O’leary y la Miranda. La primera conecta con las avenidas Bolívar, Sucre y San Martín.

«Es un privilegio vivir en este urbanismo. Esta obra estuvo muy avanzada para la época, fue un proyecto ambicioso y ha marcado un hito importante en la historia de Caracas. Aquí hay de todo, los apartamentos son grandes, tienes plazas, parques, jardines hermosos, matas de mango, mamón…», señaló Hector Ochoa, habitante del bloque 7 de El Silencio desde hace 60 años.

Por su parte, Sergio Cabrera, también habitante de la zona desde hace varias décadas, dijo que «para la construcción de estos apartamentos cuidaron todos los detalles, tienen una estructura muy fuerte, aquí pasan temblores, sismos, y ni siquiera un vidrio se cae, y eso habla muy bien de la planificación que hubo para materializar este macro proyecto», agregó.

Plaza O’leary

Está ubicada en el espacio central del urbanismo El Silencio, su nombre se debe a la participación del irlandés Daniel Florencio O’Leary en el ejército independentista venezolano, quién luchó junto a Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y José Antonio Páez.

La construcción de la plaza se hizo bajo la dirección de Villanueva, quien buscó colaboración de Francisco Narváez para las esculturas, conocidas como «Las Toninas». En 1945 fue inaugurada con el nombre de Plaza General Rafael de Urdaneta y en 1952 se le designó su nombre actual.

Plaza Miranda

Esta plaza se encuentra ubicada entre las avenidas Baralt y Lecuna, diagonal a ésta se encuentra el Centro Simón Bolívar (CSB), donde están las torres del El Silencio. Su nombre se debe al precursor de la independencia venezolana, el Generalísimo Francisco de Miranda.

El 14 de julio del año 2016 el entonces Alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, reinauguró la plaza, que actualmente cuenta con mármol de color verde, concreto, caminerías, parque infantil, y un novedoso sistema de iluminación.

En el entorno

Otro de los atractivos que, aunque no forman parte del diseño inicial del urbanismo El Silencio lo complementan en la actualidad, es el parque Ezequiel Zamora, conocido como El Calvario, un pulmón vegetal que conecta con tres parroquias caraqueñas y cuenta con plazas, parques, áreas verdes y caminerías para la ejercitación.

Complementan el paisaje las Torres del Centro Simón Bolívar, popularmente conocidas como Torres de El Silencio, que en algún momento ocuparon el título de los rascacielos más altos de Venezuela.

Son dos torres gemelas de 32 pisos que miden 103 metros de altura, construidas durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez.

También está el Teatro Junín, al extremo noroeste de la Plaza O’leary, que fue construido en 1950, como continuación de la renovación urbana del centro de la ciudad de Caracas. Fue diseñado por el arquitecto norteamericano John Eberson, y considerado uno de los cines más lujosos del momento. Actualmente es sede de la fundación Corazón Llanero.

F/AVN
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