El voto de la certeza (Opinión)

El cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento son mutuamente interdependientes, acostumbraba a decir el psicólogo social alemán-estadounidense Erich Fromm, autor de varios libros entre los que destacan El arte de amar y El miedo a la libertad. Y si esas cuatro acciones se cumplen a cabalidad, se generan dos percepciones en quienes nos rodean: confianza y esperanza.

Los resultados de las recientes elecciones municipales nos llevan a hacer una reflexión que involucra justamente esas cuatro actitudes.

En 1992, cuando aquel soldado mirando de frente a la cámara asumió su responsabilidad frente a la nación por un alzamiento militar, mostró su cuidado para evitar víctimas innecesarias, fijó el respeto por los civiles y demostró su conocimiento de la situación política del momento, lo cual generó en los oprimidos, en los invisibilizados, en las mayorías silenciadas, confianza y credibilidad en sus palabras, y entonces se inició el camino que hemos venido construyendo en nuestro país en los últimos 20 años.

En 1998, con la fortaleza que se manifestó en los votos con los que el comandante Chávez llegó a la dirección del Gobierno nacional, se inició un nuevo período sociohistórico y político en Venezuela: surge una Carta Magna redactada para iniciar cambios para una sociedad de justicia y equidad.

Las promesas se han venido cumpliendo: soluciones habitacionales, una redistribución de las riquezas del país, una lucha por mejorar las condiciones de salud, un proceso educativo inclusivo.

Eso explica por qué en medio de una campaña de agresión, cuidadosamente orquestada, masivamente proyectada, con apoyo internacional que ha llegado a un bloqueo económico jamás visto contra nuestra Venezuela, se crece nuestro apego al proceso por cuya defensa nos resistimos valiente a los embates del enemigo.

Y esa fidelidad sigue caracterizándonos, con Chávez primero y con el presidente Maduro después. Se relaciona con la responsabilidad que hemos jurado cada uno de los funcionarios que hemos sido elegidos por el voto popular, y que nos obliga a trabajar a diario manteniendo un respeto a todas las personas por igual. Se trata de un designio de la mayoría que nos exige conocer mejor las necesidades de nuestros electores, así como las potencialidades de todos y cada uno, de manera que lo que hagamos, administremos y sembremos esté atado a un plan nacional, regional y municipal para consolidar el modelo del Socialismo.

En nuestro estado conquistamos espacios abandonados por quienes no cumplieron las expectativas de los electores y eso exige la responsabilidad de quienes hemos sido elegidos para servir, porque nuestra gente ha confíado en nosotros y su respuesta ante las oportunidades electorales es evidencia de una esperanza que jamás podríamos traicionar.

Acabamos de elegir 1103 concejales principales y 1106 suplentes. El 90% pertenece a los partidos y agrupaciones políticas que apuestan a la construcción socialista, eso nos compromete más, porque un gran poder genera una gran responsabilidad.

En Miranda, frente a un mañana luminoso para todos por igual, estamos avanzando por el camino más largo propuesto por Chávez: el desarrollo de la conciencia ciudadana. El escritor y estadista alemán Johann Goethe escribió que si cada uno limpia su acera, la calle estará más limpia. Una referencia clara y directa de la responsabilidad de todos para lograr un mundo mejor. Gobernador, alcaldes, asambleístas legislativos y concejales somos parte de este pueblo esperanzado, donde cargados de alegría, juntando nuestras manos, aportamos lo mejor de nosotros porque tenemos la certeza de que el futuro de prosperidad ya es absolutamente nuestro.

T/Por Héctor Rodríguez