Elecciones legislativas en Noviembre: Trump vaticina violencia en EEUU si ganan los demócratas

Es una lucha de dimensiones épicas: Donald Trump contra la historia. O la batalla de un presidente para no perder las elecciones legislativas de mitad de mandato. La cita es el 6 de noviembre y Trump está dispuesto a echar el resto para mantener la mayoría republicana en el Congreso. Su mayor pesadilla, levantarse a la mañana siguiente con las manos atadas para seguir adelante con su agenda o con el temor a que los demócratas inicien los inciertos trámites para destituirlo.

“Darán la vuelta a todo lo que hemos hecho y lo harán de forma rápida y con violencia. Lo harán violentamente”, aseguró Trump a un grupo de cien líderes evangélicos durante una cena celebrada anteanoche en la Casa Blanca. “Si miras a los antifascistas, a algunos de esos grupos… Es gente violenta”, se oye decir al presidente en una grabación facilitada a varios medios estadounidenses por uno de los presentes.

“Estamos a sólo una elección de perder todo lo que hemos conseguido”, advirtió el presidente a los líderes religiosos. “Sólo os pido que salgáis a la calle y os aseguréis de que vuestra gente sale a votar” en noviembre, rogó a los evangélicos, que le dieron un apoyo masivo en el 2016 pese a su impía vida personal.

 

Tanto demócratas como republicanos están más movilizados que nunca de cara a las elecciones de noviembre, cuando se renovará la Cámara de Representantes y parte del Senado. Así se está viendo en las elecciones primarias que se celebran en todo el país.

Pero, tradicionalmente, la participación en esta cita es más baja que en las presidenciales y Trump teme que muchos de sus seguidores se queden en casa. “Está por ver si la gente irá a votar si yo no estoy en la papeleta. Y no lo estoy”.

Pero aparezca o no su nombre en las listas, estas van a ser unas elecciones sobre Donald Trump. “A favor o en contra, pero sobre sus políticas y su persona”, afirma el analista Larry Sabato, director del Center for Politics de la Universidad de Virginia. “Eso puede pesar más que ningún otro factor”, avisa. Lo normal es que en unas elecciones de este tipo el partido en el poder pierda escaños. También que una economía en buena forma, como es el caso, ayude a mitigar el desgaste, prosigue Sabato. “Pero las reglas ya se rompieron una vez en las elecciones presidenciales del 2016 y es posible que se rompan otra vez ahora. No lo sabemos”, admite Sabato.

Trump se juega mucho y ha diseñado un calendario de actos de campaña de una intensidad sin precedentes para apoyar a los candidatos republicanos. Entre el primer lunes de septiembre, Día del Trabajo en EEUU y comienzo oficioso del curso político, y el 6 de noviembre, el presidente dedicará alrededor de 40 días a hacer campaña. Sólo en septiembre tiene previsto visitar 15 estados para asistir a mítines y actos para captar fondos, han explicado a la prensa fuentes de la Casa Blanca. “Quiere pasar todos los días que sea posible en la carretera”, añadieron.

 

El presidente sigue de cerca cada movimiento en los estados y ayer se felicitó de la victoria de su candidato a gobernador en las elecciones primarias republicanas del martes en Florida, uno de los estados clave no ya en las midterm de noviembre sino en las presidenciales del 2020. El congresista Ron DeSantis –un acólito de Trump que en sus anuncios electorales aparece construyendo un muro con bloques de construcción para niños y leyendo el libro del presidente, The art of the deal– se enfrentará a Andrew Gillum. Apoyado por Bernie Sanders, el joven candidato –alcalde de Tallahassee, negro y del ala más izquierdista de los demócratas– dio la campanada al imponerse a aspirantes más cercanos al establishment del partido.

“Es un portavoz muy articulado, portavoz de la izquierda radical” pero “no deberíamos hacer el mono en Florida con su elección”, declaró DeSantis ayer en una entrevista con la Fox. “Es asqueroso ver a Ron DeSantis lanzar esta campaña con un silbato de insultos racistas”, lamentó la presidenta de los demócratas de Florida, Terrie Rizo.

El duelo entre DeSantis y Gillum en un estado de tendencias cambiantes que fue clave para la victoria de Trump en el 2016 recreará la polarización de aquella campaña. “Llamémoslo el duelo Sanders-Trump que nunca tuvo lugar” en el 2016, lo resume la radio pública NPR. “Su adversario es su mejor sueño, ¡un alcalde socialista fracasado que ha permitido que el crimen y otros problemas florezcan en su ciudad!”, celebró en Twitter el presidente.

 

En Arizona, otro estado clave de cara a las elecciones de noviembre y del 2020, la vencedora de las primarias republicanas al Senado fue Martha McSally. Aunque se desmarcó del fallecido John McCain y rechazó el apoyo del senador saliente Jeff Flake, crítico con el presidente, McSally era la menos trumpista de los tres candidatos (los otros dos se anularon entre sí). Su elección causó alivio en la vieja guardia republicana, que deseaba un perfil lo menos estridente posible para enfrentarse a la candidata demócrata, Kyrsten Sinema, a la cabeza en las encuestas en un estado de demografía cambiante cada vez menos seguro para los republicanos y para Trump.

T/lavanguardia.com
F/Bloomberg