‘Nido de tordos’ es su más reciente poemario publicado por Kalathos ediciones|Eleonora Requena: “Escribir poesía es ponerse en aprietos”

Eleonora Requena habla serenamente con los labios temblando. Para la poeta, “escribir poesía es ponerse en aprietos”, pero debió agregar que enfrentarse a las preguntas de una extraña también genera cierto nerviosismo.

Requena asume el riesgo de la escritura atendiendo a una necesidad intensa de expresión, “escribir es ponerse en el lugar de quien está apostando todo a la nada. Hay un mandato, una necesidad sorda con la que no sabes qué vas a decir”, explicó.

No es una poeta de escritura diaria, al contrario, escribe por “circunstancias” y por “estados de ánimo”. De hecho, Nido de tordos, su último poemario, recientemente publicado por Kalathos ediciones, permaneció al menos siete largos años en el interior de una gaveta que daba por culminado el libro.

LAS LECTURAS INICIATIVAS

Para Requena las primeras lecturas son determinantes. En este sentido, recuerda que la obra poética del escritor venezolano Ángel Miguel Queremel marcó un estado fundacional en su percepción de lo poético. Desde joven sintió una inclinación por la literatura y con esos intereses estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello.

De los tiempos universitarios recuerda un hecho importante. Un día entregó a una profesora algunos poemas escritos por ella, la docente respondió con complicidad prestándole algunos libros, entre ellos uno de Armando Rojas Guardia y otro de Carlos Dummond Andrade, un hecho que la poetisa considera como una fortuna.

“La voz poética va junto con el individuo en tránsito, en mi caso particular mi gusto por lo barroco, mis lecturas han marcado mi voz, y trato de contrariar esa corriente y a veces ese gesto de intransigencia resulta en un buen texto. Yo creo que hay que salirse de los lugares cómodos de la voz”, asegura Requena.

LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

La gestación de Nido de tordos tuvo un origen doble como los mellizos fecundados en cigotos distintos al mismo tiempo. El libro está dividido en dos partes y ambas se escribieron de forma paralela, desde concepciones del hecho poético distintas y disímiles maneras de abordarlo.

Escritos de la siniestra es el lado privado de este libro, es “una especie de diario en donde yo asumo un personaje (Esther) y hay una especie de estilo narrativo. El personaje introduce al lector pero también me introduce a mí en un espacio de exploración física, mental, verbal”, describió.

Hay en esta primera parte, escrita en prosa poética, una polifonía de voces que según la poetisa la acompañaron en el proceso de escritura: Esther como personaje, y otras voces con las que intercambió correos electrónicos (Gaby, Ruth, Jacqueline, entre otras), cuyas respuestas quedaron registradas con la marca del tiempo presente: las nuevas tecnologías.

“A unas amigas les hice una especie de interrogatorio por correo electrónico, ellas respondían, yo los transcribía. Los avances de las comunicaciones van dejando atrás formas de interacción y eso queda en la literatura como una señal del tiempo. En este libro está presente ese lenguaje que tiene ver los mails, evidencia de un formato de comunicación. Sé que más adelante este formato va a fenecer hasta parecer una cosa arcaica pero estará registrado”, explicó la autora.

La parte pública del libro es Miel de abajo, cuyos textos Requena comenzó a escribir en un blog que llevaba el mismo nombre. Hay un tratamiento sutil del erotismo en los poemas de esta segunda parte. La poetisa cuenta que durante la escritura del blog tuvo muchos encuentros virtuales con varios escritores que se enmascaraban detrás de personajes, los cuales le sirvieron de interlocutores en el contexto de lo que estaba planteando a nivel literario.

“Son textos que estaban situados y sitiados en un blog en una especie de no lugar, verlos ahora impresos después de tanto tiempo, en otro lugar, en papel, anidándose, me resulta una sorpresa”, dijo Requena la escritora.

Requena recuerda que algunos escritores criticaban el hecho de la escritura en estos formatos, “era una manera que desacralizaba el asunto de la escritura. Yo no tuve ese problema, ni tuve temor de que el material fuese plagiado. Ese no es el mayor peligro que puede correr un poeta”, señaló.

EL TALLER DE ESCRITURA

Eleonora Requena puede pasar largo tiempo sin escribir, pero cuando la necesidad apremia entra en un estado de concentración y atención intensos. “Cuando el texto comienza a saturarse, cuando comienzo a manipularlo mucho, entonces lo dejo, queda allí algún tiempo, hay algo que me hace volver a él y empiezo a leerlo de nuevo, a entender su dinámica, su propia ley. Estoy atenta a serle fiel pero también a torcerlo y hasta que no queda listo no lo muestro, entiendo que este proceso no espera”, afirma la poeta.

Para la escritora la poesía no tiene ninguna utilidad y además le otorga cierto carácter premonitorio. “Los poemas son señales que una misma se está enviando y no se da cuenta. Cuando lo adviertes ya no sirve para nada, queda en todo caso para quien los lee. No sirven para nada los poemas pero hacen el presente”, expresó.

MICRO BIOGRAFÍA

Eleonora Requena nació en Caracas. Es licenciada en Letras por la Universidad Católica Andrés Bello. Ha publicado los poemarios Sed (1998), Mandados (2000), Es de día (2004), La noche y sus agüeros, Ética del aire (2008) y Nido de tordos (2015). Con Mandados obtuvo el premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José Rafael Pocaterra (1998-2000).

Texto/Diana Moncada
Foto/Héctor Rattia