El emperador de Japón, Akihito, salió el domingo del hospital de Tokio donde fue operado hace dos semanas para instalarle un marcapasos contra la constricción de dos arterias coronarias, comprobó un fotógrafo de la agencia de noticias AFP.
Acompañado de la emperatriz Michiko, el soberano de 78 años salió del hospital universitario de la capital nipona para regresar al palacio imperial.
La pareja fue saludada por decenas de personas que se hallaban en los alrededores del palacio.
Durante su convalecencia su hijo mayor y heredero, Naruhito, se encargó de las funciones oficiales que corresponden al soberano.
Jefe del Estado japonés, el emperador sólo tiene una función simbólica y no dispone de poderes políticos, pero su papel de representación le impone un programa bastante cargado, tanto ante los dignatarios extranjeros como ante la población nipona.
El príncipe Naruhito declaró durante la hospitalización de su padre que su agenda debería ser aligerada debido a su edad y a su estado de salud.
«Pienso que es necesario reducir la carga que pesa sobre él. Me gustaría hacer todo lo posible en este sentido», declaró a la prensa el príncipe heredero.