Mariadela Villanueva|Empresarios, dependencia y producción (Opinión)

Conocer la trayectoria empresarial de los últimos 65 años es la mejor manera de no repetir errores y promover un proceso productivo capaz de satisfacer las necesidades reales del país, sustentado en conocimientos y tecnologías desarrolladas local y regionalmente así como en importaciones selectivas para rubros estratégicos.

A mediados del siglo pasado el Gobierno de Venezuela adoptó, propulsó la sustitución de importaciones como vía para industrializar el país y superar una de las aristas de la relación centro-periferia: la dependencia tecnológica. Esfuerzo que se topó con un país importador de insumos, tecnología y bienes de consumo para satisfacer la demanda derivada del crecimiento económico producto por la explotación petrolera. Demanda moldeada por hábitos, valores y patrones foráneos acogidos como propios por los grupos dominantes.

Así, los empresarios nacionales se incorporan a la sustitución de importaciones sin experiencia productiva y bajo el abrigo del sector público de las trasnacionales. Se asocian con firmas extranjeras para producir algunos bienes que antes importaban e introducen en el país tecnologías generadas por el desarrollo de las fuerzas productivas de las sociedades capitalistas exportadoras; adecuadas al desarrollo científico, las relaciones sociales de producción y el mercado de los países de origen.

Se benefician de políticas públicas fiscales, crediticias y cambiarias que les facilitan los recursos para su inversión y contribuyen a abaratar el costo del capital y a hacer rentable su importación. Así mismo se benefician de políticas proteccionistas que les permiten cargar a los precios de venta, los costos de la capacidad ociosa derivada del uso equipos diseñados para operar a gran escala.

En síntesis, limitaciones conceptuales del modelo, el desarrollismo de los gobiernos de turno y los intereses subalternos del sector privado nacional e internacional han desfavorecido el desarrollo tecnológico-industrial de nuestro país y favorecido las importaciones.

Lo preocupante es que las perversiones asociadas a nuestra industrialización “chucuta” siguen vigentes y se han agravado por el incremento de las prácticas económicas especulativas y por la participación activa o la indiferencia del sector privado ante la conspiración permanente contra Venezuela y los venezolanos.

T/ Mariadela Villanueva