Rodeada por las viviendas cercanas y huérfana de turistas extranjeros, la meseta que alberga las majestuosas pirámides de Giza se somete al enésimo proceso de recuperación. El Gobierno egipcio ha optado por dejar en manos privadas la gestión, limpieza y seguridad del deteriorado complejo monumental, la última de las siete maravillas del mundo antiguo en pie.
Tres empresas privadas estarán a cargo de la faraónica tarea de reorganizar un espacio que hoy se encuentra invadido por un gran número de vendedores, camelleros, policías y turistas locales. Según la agencia de noticias estatal Mena.
En busca de una rápida rehabilitación, las autoridades han contratado ya a una compañía que por cinco millones de libras egipcias, (500 mil euros ), tratará de mantener limpias las arenas del monumento.
Lo referente a la seguridad ha sido adjudicada a otra compañía mientras que la gestión de la meseta -la tercera parte en liza de la privatización- están aún por otorgar.
El Gobierno ha prometido que incrementará el despliegue de policía turística en el área y construirá una comisaría y un hospital cerca de las pirámides. Estas medidas que buscan poner orden ante el caos que reina en la necrópolis, se producen después de que el pasado febrero las autoridades arrestaran a tres personas acusadas de robar fragmentos de las pirámides y venderlas a unos 28 euros en las inmediaciones del histórico monumento.
También influyó la difusión de un video sobre el negocio, grabado con cámara oculta, que corrió como la pólvora por internet desatando la indignación y las llamadas de los internautas a «salvar las pirámides”.
El robo de piedras en las pirámides dejó al descubierto la laxitud e incapacidad de las fuerzas de seguridad para controlar el vasto patrimonio egipcio. No fue, sin embargo, el primer caso que se registra en los últimos años en la tierra de los faraones. A menudo los funcionarios encargados de proteger los monumentos ofrecen a los visitantes abrir áreas cerradas al público a cambio de un soborno.