En Apure temen que se repita el “año de la humacera”

El mes de junio llegó a su primera quincena y apenas cayeron unos chubascos en las sabanas apureñas, al menos en el municipio Muñoz, cuya capital es Bruzual, asentada a orillas del río Apure frente a Puerto Nutrias, estado Barinas. Esta anomalía climática que Omar Viana, cronista del municipio, viene siguiendo año tras año, le trajo de nuevo a la memoria lo de la gran sequía de 1925 y 1926, también conocida como el “año de la humacera”, cuando no cayó ni una gota de agua en el llano, lo que provocó una mortandad de ganado, peces, caballos y otras especies, asimismo, se produjeron numerosos incendios que consumieron el pajonal reseco y la sabana se transformó en una inmensa mancha negra. Por ese tiempo pasó el profeta Enoc, un mexicano que entró a Apure por el río Arauca anunciando el fin del mundo; el Gobierno de Juan Vicente Gómez lo expulsó del país, según le contaron a Viana los viejos llaneros.

Viana teme que el año de la “humacera” pueda repetirse, ya que se trata de un fenómeno cíclico en la historia y en crónicas apureñas hay varios registros al respecto.

En tres notas de voz enviadas por Whatsapp al Correo del Orinoco, explica que la sequía de 1925-1926 estuvo precedida de unos tres o cuatro años de “inviernos secos”, como ha ocurrido en estos tiempos.

Pero así como la sequía constituye un descalabro, igual ocurre con las copiosas lluvias como las de 1945.

“En ese invierno de 1945”, asienta el cronista, “quedó bajó las aguas todo el estado, con ciertas excepciones como Las Tiamitas, en Bruzual, que quedó seca, pero un bongo salía de Las Tiamitas e iba en línea recta a Mantecal, distante unos70 kilometros, pasando por caños y sabanas sin necesidad de utilizar el cauce de los caños. Si esta situación se nos llega a presentar el colapso sería de consecuencias inimaginables, por la sedimentación de los ríos”.

Acerca la decrónica histórica, Viana cita la obra de Fray Jacinto de Carvajal, capellán de Miguel de Ochogavía en su viaje de exploración del río Apure, en la cual anota datos muy importantes acerca de la ganadería y la sequía, dos aspectos que Viana relaciona.

Fray Jacinto de Carvajal se refiere a un rebaño de ganado bebiendo agua en el Apure, el 5 de marzo de 1647, cuando la expedición llegó al río bajando por el Santo Domingo, por las bocas del Guachiquín, en las inmediaciones de San Vicente y Bruzual. Allí encontraron ese ganado que vino de Barinas huyendo de una sequía que se dio antes de 1647.

“Hay otra más reciente, como la de 1925-1926. Con ella los rebaños de ganado, a medida que los ríos se iban secando, bajaron y se unieron a las grandes cimarroneras en Apure. Esa fue una de las causas por las cuales en el censo de 1931 disminuyó el número de cabezas de ganado en el piedemonte andino y se disparó en el territorio apureño, ya que el ganado, en busca del agua de los grandes charcos que tenía el río Apure, se unió a las cimarroneras llaneras. La mayor parte de este ganado se quedó. No lo pudieron recuperar”, indica el cronista de Muñoz.

Dice Omar Viana que lo referido al siglo pasado se lo contaron dos personajes que vivieron esa época: don Antonio José Unti Alas, nacido en 1911, y don Felipe Martínez Veloz, que nació en 1916.

Unti Alas, dueño de un fundo en Gavilán, cercano a Torunos, estado Barinas, le contó que ese ganado se vino a medida que el río Caipe se iba secando, y se juntó con las manadas apureñas; apenas pudieron recoger unas 20 reses.

“En el año de la humacera, me informó Antonio Unti, que dejó de llover en los primeros días de agosto de 1925 y en Apure me contó don Felipe Martínez Veloz que esta sequia de un año completo sin caer una gota de agua desencadenó un gran caos en el país. También me relató don Antonio que esa sequía vino precedida de tres o cuatro inviernos secos como estos que estamos viviendo. A mí lo que me preocupa es que podemos estar a las puertas de una gran sequía, que traería muchos problemas. Imagínense si en 1925 y 1926 hubiese estado construida la represa del Guri, la hubiesen apagado. El Orinoco quedó a cinco o seis centímetros de agua por los cuales no podían circular ni las canoas. El resto de los ríos se secaron. Volvió a llover el 29 de julio de 1926”.

El necesario mantenimiento

Para 1926 el río Apure conservaba grandes charcos de agua que sirvieron de abrevadero para los ganados que vinieron del piedemonte andino y para la ganadería apureña, porque en los caños fue tanta la sequía que se contaminaron con los peces y las reses muertas. Se generó una epidemia, pero la situación se superó por los charcos que quedaron en las aguas del Apure.

“Hoy día esos charcos no existen porque los ríos y caños se están sedimentando y se están perdiendo esas arterias de drenaje de la geografía patria. El Estado venezolano tiene que mirar a los ríos, que son los drenajes, para que no nos vaya a suceder en un futuro no muy lejano lo que yo llamo el “infarto de los ríos”. Los ríos sedimentados y un invierno de grandes precipitaciones, como la de 1945, ocasionaría que colapsaran todos los pueblos que están a la orilla y los de la sabana, que también serían afectados”, dice.

Omar Viana sostiene que cuando funcionaba el eje fluvial Apure-Orinoco, estos ríos tenían mantenimiento de la Compañía Venezolana de Navegación. Cuando se iba el último barco de Puerto Nutrias atrás iban las cuadrillas con hacha y machete desbaratando los caramos para mantener el canal de navegación. Esto dejó de suceder hace ya 80 años; desde ese tiempo no se le da mantenimiento al río Apure. El mantenimiento de los caños, cortando las ramas, se lo daban los bongueros que distribuían la mercadería por estas aguas a los pueblos y hatos que forman la geografía del estado Apure.

“Hay caños sabaneros que existían hace diez años y hoy no se sabe dónde quedaron ya que se taparon completamente y son parte de la sabana. Por eso es necesario voltear la mirada hacia el drenaje de nuestra patria, el drenaje de nuestros ríos, ya que esto nos puede ocasionar problemas en un futuro. No sabemos cuándo seria el año de la sequía ni el año de las grandes inundaciones. Por eso tenemos que prepararnos para enfrentar esta posible contingencia”, dice.

T/Manuel Abrizo
F/Archivo CO
Caracas