“En el mundo no hay un líder político como Chávez”

Mario Sanoja Obediente, antropólogo, profesor universitario y uno de los intelectuales de mayor renombre en Venezuela, considera a Hugo Chávez Frías como un líder político excepcional. Fidel Castro sigue siendo el jefe máximo, pero Chávez encarna el “pueblo máximo”. Chávez y el pueblo se hicieron uno solo.

“Chávez”, asienta este notable investigador de las fuentes originarias venezolanas, “ lo dijo en muchos discursos, que él ya no era Chávez. Chávez era el pueblo venezolano; éramos todos. O sea, él despersonalizó su misión y la convirtió, no en la misión de una persona sino de un pueblo, el pueblo chavista, lo cual ha sido muy importante. El legado de Chávez es ese pueblo chavista, ese pueblo consciente que ha sido y será capaz de hacer la historia de la revolución. Si hablas con el pueblo, verás que eso es lo que la gente piensa y por lo que trabaja : aumentar el legado de Chávez y hacerlo realidad.

–¿Cómo explica usted que una persona se entregue a una causa con esa pasión como lo hizo Chávez?

–Es que los líderes de verdad son eso, los líderes en el caso de Bolívar y de Chávez, se convierten en el pueblo que quieren redimir. No hay otra manera. No puede ser una relación vertical del jefe con el pueblo, sino que el jefe se hace pueblo. Deja de ser jefe para ser pueblo mismo.

 –Chávez encarnó en el poder la aspiración del ciudadano común ¿Conoce un caso similar?

–Yo no creo. El caso de Chávez es excepcional. Es un tipo que supo borrar las barreras físicas entre él y el pueblo. El se hizo pueblo, cuando hablaba se expresaba como pueblo, no como Chávez. Creo que en el mundo no hay un líder político como Chávez.

–¿Y Fidel Castro?

–Fidel es importante. Fidel sigue siendo el jefe máximo, Chávez era el pueblo máximo.

El 14 de diciembre de 1994, en un discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, Chávez anuncia sobre lo que ya era una decisión tomada: su entrega a la lucha por la liberación de la patria.

“Reciban, en primer lugar, un caluroso y sentido abrazo bolivariano que viene de esa tierra venezolana, de la cual nos sentimos tan llenos y en la cual tenemos comprometida nuestra vida entera”, dijo a una audiencia conformada por estudiantes y dirigentes de la Revolución Cubana, entre ellos Fidel Castro. Allí pinta lo que a su juicio era la sociedad venezolana.

“Este año nosotros aspiramos, con el Movimiento Bolivariano, con el Frente Nacional Bolivariano, polarizar a Venezuela. Los que van al proceso electoral –donde hay gente honesta también que respetamos, pero en lo que no creemos es en el proceso electoral– ese es un polo; y el otro polo que nosotros vamos a alimentar, a empujar y a reforzar es la solicitud en la calle, con el pueblo, del llamado a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, para redefinir las bases fundamentales de la república que se vinieron abajo; las bases jurídicas, las bases políticas, las bases económicas, las bases morales, incluso, de Venezuela están en el suelo, y eso no se va a arreglar con pequeños parches. Bolívar lo decía: “Las gangrenas políticas no se curan con paliativos”, y en Venezuela hay una gangrena absoluta y total”.

Con la imagen de un mango podrido graficó la imposibilidad de que en el marco de la Venezuela cuarta republicana surgiera una patria nueva. Los asistentes aplaudieron el simil.

“Alguien me decía hace unos meses atrás que por qué no permitíamos que el sistema democrático –ese que llaman en Venezuela democrático– madure, y aprovechando que he probado unos dulces de mango muy exquisitos aquí en La Habana, le ponía el ejemplo del mango, que en Venezuela se pierde porque no sabemos aprovecharlo, y le decía: un mango madura cuando está verde, pero un mango podrido jamás va a madurar; de un mango podrido hay que rescatar su semilla y sembrarla para que nazca una nueva planta. Eso pasa en Venezuela hoy. Este sistema no tiene manera de recuperarse a sí mismo”.

Luego afirmó que “el siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano”.

En los años siguientes se dedicó a construir las bases para la resurrección del sueño bolivariano. La energía volcánica con que se dedicó a lograr ese objetivo la calificó, ya siendo Presidente, “pasión patria”, amor infinito por Venezuela.

EL AMOR

El 11 de diciembre de 1998, proclamado Presidente por el Consejo Nacional Electoral, anunció en su discurso ante el pueblo de Caracas que el verdadero gobernante sería el pueblo de Venezuela.

“Yo he sido proclamado”, dijo, “ahora yo proclamo al pueblo de Venezuela, el dueño de su destino. Hugo Chávez Frías sí será el Presidente de Venezuela a partir del 2 de febrero. Asumiré plenamente las funciones que me corresponden, pero una cosa es ser Presidente y otra cosa es ser gobernante. Yo seré el Jefe del Estado y el Presidente de la República, pero el verdadero gobernante de Venezuela a partir del 2 de febrero será el Soberano Pueblo de Venezuela”. Esa promesa y premisa la cumplió hasta su último aliento.

En aquel primer acto en el CNE, ya con su credencial de Presidente, hizo un paréntesis, rompiendo la formalidad el discurso, para referirse a cuestiones que sacudían su sensibilidad humana y social y que marcarían su gestión como Presidente.

“…Estoy viendo aquí al frente a unos niños y a unas niñas de la Coral Infantil Divino Niño y allí están con su alegría, con su esperanza, con su bandera y sus sueños. Ya que allí están los niños de la Coral Infantil Divino Niño yo les doy mi corazón desde aquí a los niños de Venezuela, a todos los hermosos niños de Venezuela, que son hijos de todos porque son los hijos del pueblo, los hijos, los niños indígenas que andan por las montañas y por los montes, a la orilla de los ríos; los niños pobres, los niños ricos, no hay niños pobres ni niños ricos, son niños y yo me proclamo, yo ahora, como estamos hablando de proclamaciones y a mí me han proclamado, yo me autoproclamo Presidente de los Niños. Cuando yo entregue el Gobierno de Venezuela, Dios mediante, y le pido ayuda a Dios en primer lugar y a ustedes todos, en segundo lugar, cuando entregue el Gobierno de Venezuela, no debe haber ni un solo niño abandonado en esta Tierra de Dios, porque eso es intolerable, y yo les llamo a todos, porque la responsabilidad es de todos”.

Allí, Chávez adoptó a los hijos del pueblo venezolano.

A lo largo de toda su gestión como Presidente, nunca dejó de proclamar su amor por Venezuela y su empeño de transformarla en una patria libre, soberana e independiente, como lo soñó Simón Bolívar. Y se entregó en cuerpo y alma a construirla a veces con desespero.

En el consejo de ministros del 6 de octubre del 2011, habló una vez más del fuego interno que lo impulsaba.

Habló de la unidad nacional, de la construcción e la democracia socialista, del socialismo del siglo XXI. Del amor al prójimo.

“En toda esta patria y más allá estamos llenos de amor, de frenesí. Ese es el combustible más grande que a nosotros nos mueve y hablo por mí, que a mí me mueve el amor, el amor y las ganas. Yo quiero, queremos, amamos esta patria y queremos verla, bueno así como la soñamos, y la veremos en los próximos años, en esta década, 2011-2021, 2021- 2031, nada ni nadie podrá detenernos, porque es la decisión, con una gran voluntad, con una gran fuerza amorosa de la gran mayoría de los venezolanos y venezolanas que nos toco vivir este tiempo maravilloso”.

UN PUEBLO METIDO EN EL PECHO

Durante la celebración de su cumpleaños 57, el 28 de julio del 2011, en proceso de recuperación del cáncer que lo afectaba, reiteró su confianza en el futuro de Venezuela. Desde el Balcón del Pueblo pronunció unas sentidas palabras, rectificando una expresión dicha tiempo atrás en el sentido de que consumiría gustosamente al servicio del pueblo sufriente.

“Hoy yo quiero darle otro sentido a esa frase, porque consumirse es acabarse, ¿verdad? No, yo no voy a consumirme ni nos vamos a consumir, aquí nadie se va a consumir, y mucho menos “gustosamente”. Lo voy a decir: Viviré, viviremos viviendo, gustosamente viviendo, plenamente viviendo en cuerpo, alma, nervio y espíritu junto, al servicio de la patria viviente, de la patria viva, de la patria eterna, de Venezuela buena, la Venezuela de todos y de todas, la Venezuela de nuestros nietos y nietas, la Venezuela de nuestras hijas e hijos, la Venezuela de este siglo y de los que vendrán, la Venezuela bonita, la Venezuela buena, la patria socialista”, expresó.

En un mitin en la avenida Bolívar de San Juan de los Morros, el 12 de julio de 2012, en el marco de la campaña electoral de ese año, Chávez definió al llano venezolano, una de su pasiones, como un inmenso terraplén que comienza en el piedemonte guariqueño y se extiende hasta la costa Apure y se va por los caminos de Zamora, Barinas, pasa el Arauca y llega hasta el Meta. Habló del heroísmo que hay en esas sabanas y que bastaba que llegara un buen viento o una buena ventolera patria para que se levante de nuevo la llamarada.

Se refirió al candidato opositor (Henrique Capriles Randosky), “el majunche”, que andaba dando tumbos por Venezuela. “Porque yo, es verdad, gracias a Dios, yo conozco a Venezuela como la palma de mi mano. El majunche anda por ahí dando vueltas y no se sabe ni los nombres de las ciudades ni los nombres de los pueblos. Le cambia los nombres a los estados, le cambia los nombres a los municipios y a los pueblos. Porque en verdad para querer a Venezuela, eso no se aprende de un día pa’ otro. Yo creo que si el majunche sigue visitando los pueblos, creo que dentro de 20 años comenzará a conocer a Venezuela y a quererla, como nosotros sí la queremos ¿ve? Porque la hemos recorrido durante toda nuestra vida, la geografía patria y la historia patria, y conocemos hasta el alma, las entrañas del pueblo heroico de Venezuela.

¡Eso no se compra en la bodega de la esquina, compadre!”, señaló entre los aplausos de la multitud.

Más adelante refirió que cuando decía Chávez ya no se refería a su persona.

“…Ya yo a estas alturas no me refiero a mí, Chávez eres tú también, Chávez eres tú, muchacha, Chávez eres tú, compañero; Chávez eres tú, sombrerúa; Chávez eres tú, muchacha bonita. ¡Chávez somos todos! ¡Ya yo no soy Chávez! ¡Yo soy un pueblo! ¡Y en el pecho llevo un pueblo entero metido aquí!. Esa es la verdad. ¡Esa es la verdad!

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO y Miguel Romero