En espera de la histórica decisión del TSJ

GÉNERO

POR: ROMPIENDO LA NORMA

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El pasado jueves 16 de noviembre se celebró la audiencia oral y pública respecto al cambio de identidad en las personas transgénero y transexuales, durante la que se pidió a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que se establezcan en la partida de nacimiento nombres que sean acordes al género autopercibido, así como las correspondientes modificaciones en el Registro Civil y el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Dicho evento se desarrolló en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del TSJ, donde fueron escuchadas las partes por representantes del Ministerio Publico y la Defensoría del Pueblo.

Existen muchas razones para esperar un resultado positivo de la audiencia y es que los argumentos planteados han sido irrefutables. Por ejemplo, Richelle Briceño, abogada defensora de la causa, además de ser una mujer transexual, demostraba la incoherencia entre la Ley Orgánica de Registro Civil y la negativa de los registradores en hacer valer estos derechos. Citó el artículo 146 de la Ley Orgánica de Registro Civil que establece lo siguiente:

“Toda persona podrá cambiar su nombre propio, por una sola vez, ante el registrador o la registradora civil cuando éste sea infamante, la someta al escarnio público, atente contra su integridad moral, honor y reputación, o no se corresponda con su género, afectando así el libre desenvolvimiento de su personalidad”.

No obstante lo anterior, en el Registro Civil no se contempla expresamente que las personas transgéneros o transexuales puedan modificar sus nombres.

Este vacío legal asumido por los registradores no solo le obstaculiza a las personas trans el libre desenvolvimiento de su personalidad, sino también limita su acceso a otros derechos fundamentales como la salud, la vivienda, la educación y el trabajo.

Otras de las razones para esperar un resultado positivo es la participación de expertas psicólogas, quienes establecieron desde un principio que la transexualidad no es un trastorno, sino una elección de vida que se va construyendo a lo largo del tiempo y por ende no debemos limitar las identidades a la dicotomía sexual de hembra y varón cisgénero. Se trata de una deuda histórica que tiene el Estado, que tiene la obligación de crear políticas públicas orientadas a esta comunidad, y es por ello que estas expertas plantearon a la magistratura lo siguiente:

  • Las tres coincidieron en que la solicitud de un examen psicológico y psiquiátrico para el cambio de identidad no debía ser de carácter obligatorio por considerarse un acto patologizante, el planteamiento fue orientado mas bien hacia el acompañamiento, la sensibilización y a la formación de las persona que decidan dar este paso.

  • También sugirieron abrir puertas hacia la inclusión, la autonomía y el reconocimiento, planteando que en las partidas de nacimiento no se coloque al nacer si la persona es hembra o varón, sino “el género apreciado visualmente”, este procedimiento significa tener un documento con la verdadera identidad de género, que es la autopercibida.

Desde Rompiendo la Norma aspiramos que la decisión del Tribunal Supremo de Justicia sea la mas favorable a la comunidad trans. Es el momento de que Venezuela supere todo tipo de prejuicios y estigmas transfóbicos que aun sigue vivos dentro de una revolución cuya principal definición es la inclusión.

Impedir la obtención de documentos que reflejen una identidad acorde al género autopercibido es vulnerar el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación y a la inserción laboral, lo que en conjunto crea las condiciones perfectas para la pobreza y la prostitución.

I/ A.B.
rompiendolanorma@gmail.com
Caracas


Iglesias, sexodiversidad y DDHH (I)

Hace pocos días, mientras me trasladaba en un autobús que cubre la ruta El Junquito-Catia, subió un caballero que se identificó como cristiano evangélico. Elevó una oración pidiendo a Dios que las palabras que iba a pronunciar fuera palabra de Dios y no de hombre, acto seguido espetó toda clase de juicios, descalificaciones y condenas contra lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales. Antes de bajar se identificó como miembro de una de las iglesias evangélicas de Catia.

La campaña, alentada a veces por los propios pastores, contra quienes tienen una orientación sexual distinta a la aceptada por los patrones sociales machistas y patriarcales, nada tiene de bíblico ni de cristiano; por lo contrario, contradicen el mensaje de amor, inclusión, reconciliación y perdón que predicó el carpintero de Nazaret.

En el pasado la comunidad evangélica sufrió discriminación y exclusión a causa de sus ideas religiosas, distintas a las tradicionales. Esta situación ha cambiado, ese sector social ha madurado y sus organizaciones gozan del respeto de la comunidad y de las instituciones del Estado. Pero, frente al delicado problema de las opciones sexuales atípicas, sorprende ver resurgir tanto oscurantismo.

Quizás es hora de que esa dirigencia religiosa se plantee con honestidad algunas interesantes preguntas: ¿Estamos orientando correctamente a nuestras comunidades para abordar con una actitud madura el tema de las orientaciones sexuales no tradicionales? ¿Corremos el peligro, en nombre de la fe, de estar atizando la campaña de odio, discriminación y homofobia que por años ha sufrido la comunidad sexo-diversa?

No es suficiente con hacer arrogantes llamados al arrepentimiento a los miembros de la comunidad Lgbti, como quien se cree con el derecho a lanzar la primera piedra. No es suficiente con declarar que no se es homofóbico, hay que probarlo.

T/ Pastor Ramón Castillo
ramoncas3@gmail.com
Caracas