Por Ramón Alirio Contreras G|El endorracismo que nos come (Opinión)

Los venezolanos suelen decir con frecuencia que es simpático, alegre, echador de broma, solidario, etc. Y todo eso es en parte verdad, pero una verdad relativa. Como todo y en todo, tenemos también nuestro lado sórdido. Y aunque eso parezca ser un tema de la psicología personal, sucede que trasciende hacia el hecho político. ¿Cómo no serlo si estamos en una revolución donde se pone en evidencia los conflictos de clase? En los últimos días hemos visto la manera en que sectores simpatizantes con la derecha nacional han mostrado su desprecio y racismo sobre la apariencia del nuevo ministro para Economía Productiva, Luis Salas Rodríguez.

Comenzaron con comentarios que “si te lo encuentras piensas que te va a asaltar”, siguieron con los llamados “memes” donde se le compara con el ministro de economía del neoliberal Gobierno de Argentina, con frases como “lo ves y piensas que te va robar, ves al ministro argentino y quieres hacer negocios con él”. Y luego, no faltó una olla podrida que nadie recogió, cuando hicieron viral en las redes una sentencia de un tribunal de la República que había condenado a un delincuente con el mismo nombre e hicieron correr el cuento de que era el ministro. Muchas personas lo repetieron cómo autómatas, escribieron comentarios dando como cierta la falacia. Solo leían lo que otro escribía y ya era suficiente para creer lo que decían. No se tomaban la molestia de leer la sentencia y usar un mínimo de razón para descubrir que no se trataba del ministro Salas, sino de alguien mucho menor.

Ya otros episodios similares hemos visto, incluso la frase popular de “blanco con bata es médico, negro con bata es chichero” reflejan ese racismo soterrado en nuestro imaginario, que se pone en evidencia, especialmente en sectores de la derecha, cuando se trata de descalificar a un adversario político.

Durante todos los años de Revolución esa ha sido una historia continua, desde el desprecio por el soldado pobre de rasgos indígenas y negroides que se convirtió en uno de los más grandes líderes de la historia mundial, hasta el desprecio generalizado hacia todo el pueblo pobre que lo seguía.

La intolerancia a la diferencia es una de las primeras taras del fascismo, por eso ante esta situación siempre dejan ver de qué están hecho y porque es tan grave que vuelvan a controlar el país.

@racontreg